"Pueden sentarse. Please, sit down". El misionero Fermín Riaño, que ofició la Misa de las Naciones celebrada ayer en la iglesia nueva de Sabugo, uno de los actos más emotivos del Festival Folclórico que anima estos días Avilés, tradujo gran parte de su discurso para que los invitados polacos y coreanos del festival comprendiesen sus palabras. Antes de comenzar, Riaño recordó a las víctimas del atentado de ayer en Barcelona rogando por "un mundo de paz y cordura".

El XXXVII Festival Folclórico trae este año a grupos de Colombia, Corea del Sur, México y Polonia, además del grupo avilesino "Sabugo, ¡Tente Firme!" al que acompaña la Banda de Gaitas de Corvera. Separados por banderas y carteles identificativos, los protagonistas del festival fueron entrando en la iglesia nueva de Sabugo. Los primeros, los españoles, a ritmo de gaita. Después, los coreanos, que a ritmo de tambor e instrumentos metálicos saludaron con timidez a los que esperaban expectantes en el pasillo. Les siguieron los colombianos, en su mayoría vestidos de blanco. El grupo polaco, vestido entero de azul, prefirió entrar en silencio con los instrumentos guardados en sus fundas. "Por respeto", dijeron. México, por último, entró gritando el nombre de su país y entonando una alegre ranchera.

Cuando todos ocupaban ya sus asientos, el misionero Fermín Riaño les dio la bienvenida en castellano e inglés, y tradujo también su discurso de presentación, en el que recordó a las víctimas del atentado de ayer en Barcelona. "Es una tarde triste la de hoy. Pedimos un mundo de paz y cordura. Pedimos, también, serenidad y luz a los terroristas", explicó. Riaño, que destacó las virtudes de cada uno de los países participantes -haciendo hincapié en el espíritu "pacífico" de Corea del Sur-, alabó que el festival permitiese "compartir lo mejor de cada uno, nuestras raíces tan distintas".

La Misa de las Naciones de ayer contó, además de con coros por parte de todos los grupos del festival, con el tenor Javier Martínez Álvarez y el organista Miguel Ángel Blanco, que lamentaban a la entrada de la iglesia un pequeño conflicto con la policía a la hora de descargar los instrumentos. "Empezamos bien", bromearon.