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Clamor de la flota ante los excesos de los barcos extranjeros con el bonito

Los pescadores reclaman al Gobierno que se plante en Europa para prohibir o reducir el arrastre pelágico frente a las costas españolas

Venta de los primeros bonitos de la temporada en la rula. MARA VILLAMUZA

"Es una pena que no les metan mano". El clamor de la flota cantábrica contra los barcos de arrastre pelágico franceses e irlandeses que capturan bonito frente a las costas españolas es constante. Y es que están viendo cómo en aguas comunitarias están capturando de manera masiva una especie vital para los barcos con un arte que es ilegal en España. "El Ministerio de Agricultura y Pesca tendría que dar un golpe encima de la mesa en Europa y hacer valer sus intereses. Lo ideal sería que prohibieran esa forma de pesca, muy perjudicial para los caladeros, pero de no ser así, que consigan al menos bajarles la cuota", afirmó un representante pesquero de Asturias.

El problema de esos barcos es que, además de "esquilmar" el bonito, realizan un descarte "superior al permitido por la normativa comunitaria". "Es el mayor destrozo, ya que tiran al mar pescado pequeño muerto, además de otras especies. El que estén faenando aquí arriba -por las agudas comunitarias frente a las costas cantábricas- nos ha jorobado la temporada", afirman los afectados. Las capturas de estos meses de verano no han sido mala aunque, reconocen, podrían haber sido mejores de no tener esa competencia. Por el momento, septiembre está yendo "bastante mal".

El Ministerio, que reconoce los problemas que tiene el sector con estas embarcaciones, reforzó el operativo de inspección de la gestión de la pesquería del bonito del Norte a finales de agosto con la incorporación de un avión y de un helicóptero para comprobar que esa pesquería se ajustaba a la normativa. "Si esos barcos no sobrepasan la frontera, no les pueden hacer nada", asegura la flota.

Pero se está dando la circunstancia además de algunos de los gigantes barcos arrastreros franceses e irlandeses están descargando sus capturas en puertos españoles, sobre todo del País Vasco. Sus productos están destinados, principalmente, a empresas conserveras. "Lo que se tendría que hacer es inspecciones en los puertos o que los responsables de esos muelles nos les dejaran atracar allí. Hay que ponérselo difícil. Que tengan que descargar sus capturas en los puertos franceses y que tengan que traer la mercancía en camiones a las empresas. Por lo menos les saldría más caro todo el proceso", aventuró un responsable pesquero, cansado de los problemas que genera esa competencia desleal.

Respecto a las cuotas, la flota española no entiende cómo unos barcos que tienen menos cuota que las embarcaciones españolas pesquen "sin parar" durante los últimos dos meses: "Parece que no se les acaba nunca. El año pasado nos obligaron a parar y los arrastreros pelágicos siguieron pescando sin ningún problema a pesar de que su cuota es menor que la nuestra", denuncian. Los pescadores temen que algunos de sus armadores no estén declarando esas capturas ante la Unión Europea.

Los pescadores españoles ya llevan denunciando en los últimos años las "malas artes" de franceses e irlandeses. Estos "persiguen" a la flota a través de los radares para saber dónde están pescando y así, cuando los españoles se van, acudir en masa a esa zona para "acabar con todo".

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