La empresa corverana Hiasa tiene motivos para estar "orgullosa" de sus logros, como dice su gerente Agustín Suárez, y ayer quiso mostrárselo a los familiares de los trabajadores en una jornada de puertas abiertas en la que unos 400 visitantes conocieron el proceso por el que una bobina de acero se convierte en un quitamiedos, en un tubo para un edificio, en piezas para placas solares, entre otros muchos productos.

Los números hablan por si solos: aquella empresa que nació en 1966 en el polígono de la ría de Avilés con apenas una nave, ahora factura 200 millones de euros y produce 250.000 toneladas de productos de acero al año, da trabajo a unos 400 empleados, cuenta con 29 naves industriales repartidas en 110.000 metros cuadrados de terreno, de sus instalaciones salen unos cincuenta camiones diarios cargados de productos y exporta gran parte de su producción.

Precisamente el mercado extranjero ha sido todo un salvavidas para la empresa. Agustín Suárez señala que lo peor de la crisis ya ha pasado para Hiasa, que forma parte del grupo Gonvarri: "El peor momento fue a finales de 2012-2013. Ahora las cosas van bien, estamos muy satisfechos, pero es gracias principalmente a las exportaciones a todo el mundo". La empresa cuenta con cinco departamentos: productos para el automóvil, seguridad vial, energía solar, tubo estructural para edificaciones y el centro de servicios del acero. Los tres primeros son el "ojito derecho de la fábrica" y son en los que se producen las exportaciones a otros países.

Precisamente, en la visita guiada que realizaron los invitados a la jornada de puertas abiertas, la instalación que más llamaba la atención es la de piezas para automóvil. "Exportamos piezas de chasis para marcas como Audi o Volkswagen. Más o menos la mitad de la producción de este departamento se va fuera de nuestras fronteras", explica el gerente, mientras muestra una pieza de un coche de alga gama, un Audi Q7. "Son las piezas más complejas que fabricamos, con formas muy elaboradas. La precisión tiene que ser extrema porque nuestras piezas pueden estar en un millón de coches y si una falla nos jugamos muchísimo", reconoce Suárez.

La planta donde se hacen estas piezas es la más nueva de la fábrica corverana y nació de la última gran inversión que realizó la empresa, en 2013. "Hay pocas empresas como ésta, en la que se coge la materia prima y sale de aquí como una pieza ya preparada para su uso. Con las de automóvil, el proceso es muy largo pero también con un gran valor añadido", explica el gerente.

Los productos de seguridad vial son también una de las señas de identidad de la empresa. Principalmente se dedica a fabricar estructuras de absorción de impactos, como son los quitamiedos. "Cada año invertimos un millón y medio en I+D solo para mejorar los quitamiedos; es un sector en el que no te puedes quedar estancado", señala. El otro pilar de la exportación son los elementos para las placas solares y, curiosamente, en un país como España no hay grandes proyectos en este sentido: "Todo lo que fabricamos se va fuera del país. Ahora mismo este mercado está parado en España, aunque confiamos que el próximo año, tras unos movimientos que ha realizado el Gobierno, la situación cambie". Arcelor es el principal proveedor de acero de Hiasa y también tiene tratos con Azsa. "Creo que les empujamos. Necesitamos productos muy específicos y ellos evolucionan con nosotros", sostiene el gerente. Además, han sabido sacar provecho de la cercanía de dos puertos, El Musel y el de Avilés.

Además de la vista guiada, Hiasa pensó ayer en los niños, que disfrutaron de actividades de seguridad vial, actuaciones, talleres e hinchables durante toda la mañana. "Fue como nació la idea. Estamos orgullosos de lo que hacemos y un día hablando entre nosotros yo dije que me encantaría enseñarle a mis hijos el trabajo que estamos haciendo y ahí nos lanzamos". Eso sí, el ritmo de ayer en la empresa fue mucho más bajo de lo habitual por motivos de seguridad.