Olga, Masha e Irina nunca se van a morir. Desde hace más de un siglo, su existencia es imperecedera. "Podemos llegar a Marte, pero cuando nos ponen un ser humano delante, nos seguimos desarmando: que me vea como soy", explicó ayer Raúl Tejón, que es el responsable de "Tres hermanas", un clásico de Antón Chéjov, cuyo estreno en España acoge mañana viernes (20.15 horas) el teatro Palacio Valdés, que vuelve por su camino natural: el de pista de lanzamiento de nuevos espectáculos. "Damos suerte", subrayó Yolanda Alonso, la concejala de Cultura.

La presentación de la revisión del clásico chejoviano contó con las actrices que son las tres hermanas del título, las mujeres "con nostalgia del pasado que se fue", en palabras de Ana Fernández, que es Olga, la mayor. Las otras dos son Raquel Pérez (Masha) y Marina San José (Irina). "Si estas hermanas hubieran tenido un poco más de presente en sus vidas, hubieran podido llegar a ser felices", explicó Fernández antes de reconocer que no tiene nada que ver con su personaje. "Cuando me lleve la muerte quiero preguntarme si he vivido de una manera rica y quiero también responderme que sí. No sé si Olga podría decir lo mismo", dijo.

La versión del clásico que llega mañana a Avilés es un empeño personal de Raúl Tejón, que sobre todo es actor. "Me había pasado un año haciendo televisión y quería hacer esta obra. Decidí gastarme el dinero que gané en el espectáculo. Y es una realidad por la ayuda de muchos. Yo no puedo pagar los cachés de Marina San José, de Carles Francino...", recalcó el director y productor del montaje mirando a sus actores. Tejón, últimamente, trabajó en "El Caso: Crónica de Sucesos" o en "La que se avecina".

El director habló de una "versión del siglo XXI" de "Tres hermanas". Como actor, también estuvo en "Ivan Off", que abrió y cerró un templo del teatro alternativo de Madrid: La Casa de la Portera. Pero también dirigió "El huerto de guindos", que fue su mirada particular de la clásica "El jardín de los cerezos". Es decir, Tejón estaba muy metido en Chéjov. "No dejo de ser actor cuando dirijo. Soy una persona muy pesada y cuando dirijo doy mucha información a los actores, aunque sea para que no la usen. Llevo tres años estudiándola", se justificó. Sus tres actrices no fueron de la misma opinión que él: "Raúl es muy divertido, muy vitalista y muy valiente", dijeron las tres casi a coro. Lo de lo valentía lo desarrolló Pérez: "Toma decisiones que nunca nadie hubiera esperado", señaló la actriz que le cede el cuerpo y la voz a la mediana. Carles Francino, por su lado, fue un poco más allá: "Él es el capitán de este barco maravilloso", aseguró.

"Tres hermanas" va de la huida hacia delante o de la conformidad ante lo que uno tiene. "Nos domestican para que no nos movamos, para que recibamos el no te quiero que nos puede hundir. Todo eso antes de presentarnos como somos nosotros", explicó el director. Y todo eso, además, con el deseo de encontrar la felicidad en la capital. "Para ellas la capital es Moscú, para mí no, para mí fue mi estancia en Roma. En ese lugar, en aquel tiempo, me di cuenta de que podía llegar a ser quien de verdad yo quería ser", reconoció el director del espectáculo. "Esto es lo que presento ahora, con 42 años. Si la remontase a los sesenta a saber cómo sería", apostilló. De lo que sí que está convencido es de que la obra que echa a andar en Avilés mañana no ha perdido fuelle. "Estamos en el mismo punto en que nos dejó Chéjov", concluyó el director de la obra.