La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Los Seniors", sin añoranza

LA NUEVA ESPAÑA reúne medio siglo después a los miembros de uno de los grupos que trajeron el rock a Avilés: "Aquello fue bonito, pero ya pasó"

Lino Bernardo Fernández, Manuel González Iglesias, José Antonio Martín Salinero, Miguel Ángel Méndez y Jesús Franco, delante de su antiguo local de ensayo en la avenida de Portugal. RICARDO SOLÍS

Con razón se dice que no hay mal que por bien no venga. La avería del armonio de "Don Víctor" (Víctor Pérez García-Alvera, fundador del colegio San Fernando) propició el nacimiento de "Los Seniors" -originalmente "Los Sharks"- uno de los grupos musicales avilesinos que tuvo más proyección en las décadas de los años sesenta y setenta, la era dorada de los yeyés y de los pioneros del rock en España. Hoy, medio siglo después, cinco de los seis miembros más estables del grupo (el sexto, Paulino Canto Benito, vive fuera de España) se vuelven a ver las caras a iniciativa de LA NUEVA ESPAÑA de Avilés para repasar su historia, cosa que hacen sin añoranza y con la seguridad de que se trata de una etapa definitivamente cerrada: "Fue bonito, pero se acabó. No volveremos a subir a un escenario".

Corría 1962 y el armonio de don Víctor se descuajaringó. Aquel recordado profesor de Humanidades confió la tarea de la reparación a Paulino Canto Benito, alumno con afición a la música y fama de manitas. El chaval desarmó el armonio, resolvió el fallo, volvió a montar el instrumento y el día que iba a probarlo invitó a un par de amigos -Lino Bernardo Fernández y Miguel Ángel Méndez- para que trajesen sus guitarras y tocar algo a seis manos. Tanto les gustó como sonó ese "algo" que fue el germen de un grupito adolescente al que luego se unieron más efectivos -Jesús Franco como guitarra rítmica, Manuel González Iglesias a la batería y finalmente el vocalista José Antonio ("Josán") Martín Salinero- para dar forma al conjunto que llamaron "Los Sharks", renombrado "Los Seniors" por motivos "comerciales" en 1966, el año de su salto a la fama.

El programa radiofónico "Rumbo a la gloria" fue el que catapultó a "Los Seniors". Lo ganaron en la edición de 1966; era su tercera participación y se embolsaron 12.000 pesetas que les entregó en mano Menchu Álvarez del Valle, la abuela de la Reina Letizia: "Una fortuna en aquel tiempo", recalca Manuel González. "Lo invertimos todo en instrumentos y material, lo más difícil de conseguir en aquellos años en los que había que hacer filigranas para conseguir hacerte con una guitarra medio decente", relata Miguel Ángel Méndez.

Coetáneos de "Los Linces", "Los Llamas", "The Students" y otros grupos de la comarca que labraron la historia del rock asturiano con sus versiones de los grupos anglosajones de la época, "Los Seniors" ensayaban en una habitación de la casa de Jesús Franco a condición -impuesta por la madre del chaval- de que no hicieran "mucho ruido".

Encumbrados por la radio, "Los Seniors" entraron en la vertiginosa rueda de los guateques que organizaban todos los fines de semana las salas de fiesta que abundaban por Asturias. Viajaban a bordo de una furgoneta DKW en la que -aún hoy no se explican cómo- se metían siete personas y todos los instrumentos. "Era como armar un tetris", bromea Miguel Ángel Méndez.

En sus años dorados llegaron a ser teloneros de "Los Brincos" -"recuerdo que eran muy estirados, no querían compartir los instrumentos y el equipo", recrimina Lino Bernardo-, "Los Módulos", Antonio Machín, Mari Trini, Víctor Manuel o Massiel, entre otros artistas de talla nacional.

Fueron años de recorrer toda Asturias, de firmar autógrafos, de sentir el vértigo del éxito y de vivir al ritmo de aquella música que los mayores denostaban pero que la juventud identificaba con aires de libertad. "Los Seniors" fueron un grupo preferentemente de versiones porque lo de componer les parecía muy complicado. Estuvieron tres décadas sobre los escenarios y siempre tuvieron claro que lo suyo era una afición, no una profesión que les fuese a dar para vivir.

Los sucesivos llamamientos de sus componentes para hacer la "mili", el inicio de carreras laborales y el cambio del perfil musical del grupo (que llegó a tener hasta instrumentos de viento y tocó para bodas) fueron mutando la identidad de "Los Seniors" hasta su definitiva retirada a finales de los años ochenta.

Jesús Franco y Manuel González Iglesias aún demuestran que quien tuvo, retuvo cuando les lía Fernando Arias, empresario avilesino muy aficionado a la música, a tocar en la bodeguita de su casa. "Tocamos y cantamos en la intimidad, yo ahora me vería ridículo encima de un escenario", confiesa Josán Salinero. Otros "exseniors" han vendido hasta la guitarra, en el caso de Lino Bernardo "porque mi mujer me lo dejó claro: o la guitarra o ella".

De su contribución a la historia local del rock, los miembros de "Los Seniors" se quedan de forma unánime con las felices vivencias de aquellos años, con las decenas de amigos que hicieron por toda Asturias y con el hecho de haber podido materializar el sueño de ser artistas. "Esa fue nuestra recompensa", apostilla Manuel González Iglesias.

Compartir el artículo

stats