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Menús grandes para los más pequeños

Los comedores de las escuelinas del Quirinal, La Toba y La Magdalena sirven platos caseros cocinados siempre con productos locales y de temporada

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Platos caseros en las aulas.

En las escuelinas de Avilés se come de lujo. Los centros infantiles de niños de hasta 3 años del Quirinal, la Toba y La Magdalena tienen un convenio municipal con una empresa experta en la elaboración de menús saludables que prioriza en su listado de alimentos productos locales y de temporada. "Para el Ayuntamiento es muy satisfactorio saber que nuestras escuelinas tienen menús sanos y elaborados en el propio centro. Es como si los niños comiesen en su casa, todo un privilegio", asegura Yolanda Alonso, concejala de Educación.

Decuchara, la empresa avilesina encargada de gestionar los tres comedores, se creó hace siete años a través de la asociación de mujeres Latrebede y trabaja por la inserción de mujeres en la vida laboral. "Es algo que quisimos poner en valor desde el principio y algo que debería ser prioritario siempre en cualquier Ayuntamiento: favorecer la contratación a empresas de responsabilidad social", explica Alonso.

Las cinco personas de esta empresa contratadas para elaborar las comidas - dos en La Magdalena, dos en el Quirinal y una en La Toba- cocinan el mismo menú para los tres centros, que acogen, en total, a 203 niños. De todos ellos, 125 utilizan el comedor a jornada completa. "Muchos padres trabajan y prefieren dejar aquí a los niños desde primera hora de la mañana", explica Nieves Sanz, directora de la escuela infantil del Quirinal. "Es muy frecuente que los niños utilicen también el servicio de comedor a media jornada, sus padres avisan un par de días antes y reservan plato. En general, hay muy buena acogida", asegura Raquel García, directora de los otros dos centros.

El horario de apertura de los tres comedores es flexible. Su servicio incluye un desayuno, que empieza a servirse a las siete y media de la mañana; la comida, que se sirve en dos turnos a mediodía, y el tentempié de media mañana, llega a la mesa a partir de las 10.00 horas.

La responsable de Decuchara, Ángeles Castellanos, destaca la importancia de que los niños puedan contar con un comedor en el centro y menús caseros. "Por un lado, las tres escuelas tienen cocina incorporada, por lo que es más fácil modificar el menú si, por ejemplo, un niño se pone enfermo. Individualizar los platos con un servicio de 'catering' es más complicado. Por otro, apostar por la comida casera, elaborada con productos naturales y de calidad, hace que los niños asimilen hábitos de vida saludables. Al final es como si comiesen el puchero de su casa", explica.

En cuanto a los criterios a la hora de elaborar los menús, la empresa fija tres: variabilidad, proximidad y calidad. "Ya el curso pasado empezamos a incidir más en la inclusión de productos ecológicos. También intentamos variar los platos, respetando siempre un nivel nutricional estable, para que los niños no caigan en la monotonía. Por último, siempre es mejor apostar por productos locales y de temporada, para evitar servir alimentos que llevan tiempo en un almacén", resume Castellanos. La cooperativa que les abastece los productos ecológicos también es avilesina. "Intentamos que nuestras legumbres y verduras vengan de ellos, porque son de muy buena calidad y están cerca. El problema es que este tipo de locales no pueden satisfacer nuestro tipo de demanda, que es muy grande", lamenta la responsable de Decuchara.

Con o si productos ecológicos, los niños no se llevan a la boca ningún producto artificial. "No hacemos frituras de inmersión, usamos la sartén tradicional y siempre con aceite de oliva. Los niños comen patatas fritas una vez al mes, como mucho", concluye Castellanos.

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