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Ainhoa y las cabritinas, un cuento navideño

El ganadero José Manuel Vega regala a su nieta, que tiene síndrome de Rett y hace terapia con animales, cinco chivas por Papá Noel

Las cinco cabras, dos madres y tres crías, compradas por José Manuel Vega en Posada de Llanes, junto a Marta Vega y la pequeña Ainhoa García.

Ainhoa García Vega, de cinco años, tiene síndrome de Rett y hace terapia con animales. Esos cuidados paliativos para tratar su rara enfermedad le vienen muy bien, pues le permiten mejorar notablemente su motricidad. Su abuelo, el ganadero José Manuel Vega, lo sabe y el pasado día 13 cuando acudió a la feria de Santa Lucía en Posada de Llanes se acordó de ella. Ojeaba las reses de la exposición con vistas, quizá, a comprar alguna vaca o toro; sin embargo, se quedó prendado de unas cabras, dos madres y tres crías. "Compré los animales más guapos de la feria", señala el gozoniego, que de esta manera, le quiso adelantar así el regalo de Papá Noel a su ojito derecho. "Para mí es un ilusión muy grande poder llevar a mi nieta los mejores animales de la feria", destacó el gozoniego que se dedica, principalmente, a la crianza de ganado vacuno. El vendedor de las cabras, Óscar Gutiérrez Corral, es natural de Mier (Peñamellera Alta). Los cuidados paliativos con animales no son algo nuevo para la pequeña Ainhoa. Por eso, cuando conoció a las cabras que le regaló su abuelo esbozó una sonrisa de oreja a oreja.

Poco a poco se acerca a ellas, las mira muy atenta y vuelve a sonreír. La que más gracia le hace se llama "Lucía". El nombre se lo ha puesto su madre, Marta Vega, después de saber que el abuelo las adquirió en la feria de Santa Lucía de Posada de Llanes. Esa cabritina es cariñosa y muy dócil, se deja coger en brazos por Marta Vega y mientras tanto, la pequeña Ainhoa la acaricia y pone cara de alegría. Vuelve a tocarla y juega con el animal con mucho cuidado. Está feliz con sus nuevas amigas.

"Le encantan los animales", afirma Marta Vega, que destaca la fuerte vinculación que la pequeña tiene con un toro, de nombre "Gandul", en su ganadería, ubicada en la localidad de Calavero (Illas). El toro "amigo" de la pequeña Ainhoa pesa 1.800 kilogramos y destaca no solo por su tamaño sino también por su nobleza. "Es una terapia muy buena, también va a montar a caballo a Gijón", señala la madre de Ainhoa, que estudia en el colegio de educación especial de Latores (Oviedo). La equinoterapia es uno de esos cuidados que le vienen muy bien a estos pequeños y, en ocasiones, "Gandul" se comporta como si fuera un caballo, es decir, que se deja montar sin problema.

El síndrome de Rett afecta tan sólo a una de cada 12.000 niñas provocando alteraciones y disfunciones en la adquisición del lenguaje y en la coordinación motriz debido a una mutación en el cromosoma X.

Dada la actividad de la pequeña Ainhoa García ha conseguido valerse por sí sola y caminar sin problemas. De hecho, ayer, tras jugar unos diez minutos con la cabritina "Lucía" dio un paseo a su aire por la finca de su abuelo, situada en Barreo (Santiago de Ambiedes) y a un kilómetro escaso de Valliniello (Avilés). Posteriormente, volvió donde estaba su madre que aún mantenía en brazos al animal que encandiló primero al abuelo y ahora a la nieta.

Tras mostrarle las cabras, José Manuel Vega, le dio decenas de besos. "Mírala, qué contenta está", afirma con orgullo de abuelo que ha comprobado con sus propios ojos que el regalo que le hizo a su nieta "fue el acertado". "Los animales le gustan mucho y le vienen muy bien para la enfermedad", señala el ganadero gozoniego, sonriente y orgulloso, en compañía de su hija y la pequeña Ainhoa que ahora tiene cinco nuevos amigos de cuatro patas.

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