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El PSOE quiere indultar los gasómetros y utilizar de mirador la chimenea del sínter

La Alcaldesa defenderá la búsqueda de nuevos usos para los elementos icónicos de la antigua cabecera siderúrgica cuando cierren las baterías

La chimenea del sínter, vista desde el puente de San Sebastián. M. VILLAMUZA

El cese de actividad de las baterías de coque de Avilés en 2020, una vez que estén en servicio las reconstruidas de Gijón, depara varios interrogantes sobre el futuro de una parcela de 600.000 metros cuadrados y los edificios e instalaciones que ocupan la misma. La alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín (PSOE), es partidaria de la demolición total de las construcciones asociadas a las baterías "por su nulo valor", pero alienta la esperanza de indultar dos piezas, o al menos una, que forman parte del imaginario colectivo avilesino: los gasómetros.

En opinión de Monteserín, estos grandes cilindros pintados en rojo y blanco y visibles desde la principal carretera de acceso a la ciudad, la autopista "Y", deberían tener un futuro ligado a algún uso empresarial o cultural y así lo defenderá cuando llegue el momento en las reuniones a celebrar con los responsables de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que es la propietaria de los terrenos.

Cercano a los gasómetros, se halla el edificio que fue durante décadas la central de comunicaciones de Ensidesa, el inmueble conocido como "Telefónica". Aunque no está afectado por el desmantelamiento previsto de las baterías, Monteserín también es partidaria de conservarlo y darle algún uso, una decisión que ya tomó en su día la SEPI cuando abordó la primera fase de demoliciones de la antigua cabecera siderúrgica pero que de entonces acá no se ha concretado.

Como doctrina unificada para todos los vestigios industriales dignos de ser salvados, la Alcaldesa de Avilés defiende la necesidad de dotar de usos los edificios que sigan en pie. En este sentido es consciente de que resultaría inasumible el mantenimiento de unas construcciones que, desprovistas de su utilidad fabril y huérfanas de utilidad, generarían costes millonarios al erario.

En la otra punta del parque empresarial, colindante con la emergente Manzana del Acero, se yergue también la chimenea del sínter de Ensidesa, del que hoy no queda en pie ni un ladrillo. La chimenea, visible desde muchas calles de Avilés e icono de la industrialización de la ría en competencia con los gasómetros, es víctima del olvido tras haber sido salvada de la piqueta, como la Telefónica, cuando el Estado abordó el plan de regeneración de los terrenos industriales de la margen derecha de la ría.

Lo que la Alcaldesa de Avilés tiene en mente para esa icónica chimenea es dotarla en su punto más alto de un mirador desde el que se divisaría una estampa del concejo sólo comparable a la que proporciona asomarse al punto más alto de la colina que corona la ermita de La Luz. Es una idea que aún está "verde", según admite la regidora, pero que cuando echen a andar los proyectos de nuevos usos en la margen derecha de la ría -los asociados al suelo liberado en las baterías de coque, los vinculados al área del Niemeyer y el polo tecnológico- Monteserín sacará a relucir para analizar su viabilidad.

Hasta el momento, el gobierno socialista avilesino no ha solicitado la realización de informe técnico o económico alguno en relación a los gasómetros, la Telefónica o la chimenea del sínter, pero busca cómplices que defiendan la idea de incorporarlos al futuro "skyline" de Avilés.

Los dos gasómetros aún en pie prestan servicio a las baterías de coque. Un tercero fue desmontado en 2006 con un coste de 621.000 euros de los que la entidad pública propietaria del suelo recuperó 90.000 euros con la venta de la chatarra resultante. La chimenea del antiguo sínter, de 106 metros de altura, ha sido objeto en años pasados de ocasionales intervenciones artísticas, así como inspiradora de proyectos finalmente descartados como el que proponía usar sus paredes para hacer escalada.

Todos estos vestigios, y otros que han desaparecido en estos años pasto de la piqueta, suelen generar reivindicaciones conservacionistas de organizaciones y entidades partidarias de conservar piezas del pasado industrial como legado para las futuras generaciones. Indefectiblemente, el gran problema acaba siendo hallar un uso para esos contenedores y financiar su rehabilitación o adaptación al fin pretendido.

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