El caladero de la sardina en el Atlántico permanecerá abierto este año pese a la escasez de la especie. La Comisión Europea acaba de anunciar a España y Portugal su conformidad con la propuesta del plan de gestión, que pasa por limitar las capturas de sardina a 14.600 toneladas en 2018. El acuerdo acordado por ambos países incluye medidas como el establecimiento de vedas temporales para la recuperación de juveniles, moratorias, tallas mínimas, limitaciones de desembarques y refuerzo de controles además de medidas de investigación científica para la evaluación y seguimiento de las acciones propuestas.

Los pescadores mostraron su satisfacción porque no se haya cerrado el caladero, ya que tendría "graves consecuencias" para el sector, pero lamentaron la escasez de capturas. Suponen unas 2.400 toneladas menos que el año pasado, aunque esa cantidad es mucho más de la que proponía el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES): el cierre de la pesquería para garantizar su recuperación debido a que los índices de biomasa y de reclutamiento eran bajos.

Ahora, el plan aprobado por Europa permitirá que la flota española y portuguesa pesquen 14.600 toneladas en 2018 -el 33,5 por ciento corresponde a España-. De ellas, 7.300 podrán ser capturadas hasta finales de junio y, las restantes, quedarán pendientes de una evaluación previa del ICES. El Instituto deberá hacer una evaluación para confirmar, con los datos de las campañas de esta primavera, que la biomasa ha tenido una recuperación del 10 por ciento respecto a los niveles de 2017.

El plan de gestión de la sardina tiene vigencia hasta 2023. En él se fija una regla de explotación para este stock "clara y precisa, cuya aplicación permitirá un incremento mínimo del 10 por ciento de la biomasa anual", explica el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente en un comunicado.