Ser de Sabugo es una seña de identidad que se graba mejor que el fuego en el cuero. Lo saben bien, por ejemplo, Lolo López "Pantera", Jesús González, Julio López Peláez, Ángel Arias, Víctor González "Toriano" y Belisario Casas, una representación de la treintena que anoche se reunió en torno a una mesa en su décimo séptimo banquete anual de memoria, juventud y bromas. La cena no fue en Sabugo, pero es que los nacidos en el barrio de pescadores son "transnacionales".

"Toriano" y Beli Casas son los promotores de Amigos de Sabugo, una reunión anual sin estatutos, pero con objetivo común: no olvidar el tiempo en que la felicidad fue mayor porque era inocente. "Tenemos un amigo que cada vez que nos veía nos decía lo mismo: '¿Sabes quién ha muerto?' Así que decidimos reunirnos cada año para que no nos terminase matando", dice "Toriano", y lo confirma Casas. La primera cena fue abril de 2002 en La Cofradía. "Sólo he faltado a la primera, que me enteré al día siguiente", apostilla Arias, que en realidad es de Sabugo sólo por haber estudiado en la escuela del Campo (el colegio de Sabugo).

El centro educativo fue el que unió a los Amigos de Sabugo hace décadas y el que mantiene abierta la memoria de los años juveniles. "Los de la escuela nos peleábamos con los de la plaza del Carbayo, pero cuando había que ir a zurrarse con los de Rivero íbamos todos a una", reconocen a regañadientes los señores que se divirtieron en tres calles con nombres memorables: la de Adelante, la de Atrás y la del Medio. O sea, Estación, Bances Candamo y Carreño Miranda. "Cuando yo nací la estación ya era General Zubillaga... es que soy el más joven de todos", bromea el profesor jubilado Julio López Peláez. Las edades de los sabugueros de pro reunidos por LA NUEVA ESPAÑA no son cortas: nacieron entre 1940 y 1950.

O sea, que la escuela del Campo, las Casas del Cabaré, el parque del Muelle... "Los fines de semana se cortaba el tráfico entre el hotel y la plaza de Pedro Menéndez. Por el medio de la calle iban los ricos, por un lado, los pobres", dice "Pantera". En la plaza del final no había fuente. Belisario Casas explica que, al principio, tenía una farola en el medio que rodeaban cuatro bancos. "Sabugo fue un barrio marinero, pero de eso no queda nada", señala López Peláez. "Lo único que quedan son los soportales de Bances Candamo", se lamenta Pantera. También echan de menos bares como El Leonés, el Yate, el Sagari... La suerte es que sobreviven en sus memorias.