Amaya P. GIÓN

"Destrozó la vida a una señora de 65 años, casi la mata". Así de contundente se muestra la familia de la mujer que acabó en la UCI del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) tras ser víctima de un robo en el portal de su casa el 19 de febrero de 2017. El ladrón, el joven F. L. M., ha sido condenado a un año y seis meses de prisión como autor de un delito de robo con violencia e intimidación y otro de lesiones, y al pago de 90 euros de multa por una estafa en grado de tentativa. La Fiscalía y la acusación particular pedían cinco años y medio de cárcel. La sentencia no es firme y contra ella cabe recurso.

La víctima del robo y los suyos dicen haber vivido un auténtico calvario desde aquel 19 de febrero. "Destrozó la vida de una señora que estaba intentando superar la muerte de su marido. Los días previos al atraco parecía que empezaba a tener una mejoría después de seis meses de una extrema depresión que la postraba en la cama", relata Óliver Álvarez, hijo de la mujer, que llegó a debatirse entre la vida y la muerte varios días.

La sentencia, notificada ayer, recoge como hechos probados que sobre las 21.00 horas del 19 de febrero de 2017 el acusado, acompañado de un menor de edad y ambos movidos por un ánimo de lucro, se acercaron a E. S. S. en la calle Toso Muñiz de Avilés. La empujaron con fuerza y violentamente, tirándola al suelo, para cogerle el bolso que llevaba colgado del hombro. La mujer se golpeó con la cabeza en el suelo, con el borde de la acera, y sufrió un traumatismo craneal severo, que la llevó a la UCI. Permaneció ingresada en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) durante 62 días y tardó 137 en recuperarse de las graves lesiones.

La jueza considera acreditado que F. L. M. cometió estos hechos "por su grave adicción a sustancias tóxicas, motivo por el que tenía sus facultades mentales levemente alteradas". La sentencia recoge que el procesado "comenzó a coquetear con las drogas a los 13 años, acudiendo incluso al servicio de salud mental junto con sus padres debido a su adicción". Continuó el consumo de drogas de manera habitual, entre las que se encontraban el cannabis, la cocaína y el MDMA. La magistrada, en base a los exámenes toxicológicos, ve probado que cuando cometió los hechos consumía estas mismas sustancias. F. L. M. se encuentra en la actualidad en un programa de desintoxicación, "no trabaja y la situación económica de su familia es precaria", recoge el fallo. La jueza destaca que el procesado "ha reconocido los hechos, ha expresado encontrarse arrepentido por lo sucedido y ha pedido perdón a la perjudicada en dos ocasiones: a través de una carta manuscrita desde el interior del centro penitenciario y en el día de la vista".

La familia de E. S. S. sostiene que no hay arrepentimiento alguno por parte del procesado. "Este individuo se dirigió a mi madre para pedirle perdón en el juicio cuando dispuso de más de un año para hacerlo. Quince minutos antes de la vista, sufría un ataque de risa junto a su padre, mientras mi madre lloraba de lo nerviosa que estaba. Este individuo y su familia admiten no tener dinero para indemnizar a la víctima, pero se presentan en el juicio con una de las abogadas más prestigiosas de Asturias. Si utilizaran ese dinero para intentar siquiera indemnizar a la víctima, me empezaría a creer que su intención es reparar el daño causado", sostiene el hijo de la víctima, poco conforme con el fallo.

Los familiares de E. S. S. inciden en que F. L. M. "jugó con la vida de una señora, la dejó moribunda tirada en la calle mientras se dirigía a un cajero a intentar sacarle el máximo dinero posible mientras ella se debatía entre la vida y la muerte". "Para ser una chiquillada, como dicen sus progenitores, es un poquito bestia", concluyen los afectados, que no cejan en agradecimientos a las personas que estuvieron a su lado en tan difíciles momentos. "Estamos eternamente agradecidos a una vecina que trabaja en urgencias. Gracias a ella, mi madre está viva", concluye el hijo de E. S. S., que sopesa recurrir el fallo.