El colectivo ecologista de Avilés denunció ayer altos índices de contaminación por azufre y benceno. Las zonas afectadas, el polígono de Las Arobias y Llaranes. "Esto se suma a la habitual de partículas, según los datos de las estaciones de control de la contaminación que facilita el Gobierno de Asturias en su web", aseguró Fructuoso Pontigo, portavoz de los ecologistas.

Según esos datos, la estación del polígono de las Arobias en Avilés llegó ayer a un pico de 236 microgramos por metro cúbico en azufre a las 18.00 horas: "La OMS. recomienda no superar una media de 20 microgramos por metro cúbico de azufre en 24 horas, la tolerante normativa española permite una media de 125 microgramos por metro cúbico en S02 de media diaria".

Los ecologistas denuncian que a la misma hora que se disparó el azufre "también se disparaba el benceno en la estación de Llaranes y eso que está a contraviento, llegando a un pico de 10 microgramos por metro cúbico en benceno". "Hay que recordar que el valor de referencia anual en las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el benceno esta 1,7 microgramos por metro cúbico de media anual, la tolerante normativa española está en 5 µg/m3 de media anual para este peligroso contaminante".

"La estación de las Arobias viene presentado los peores valores de azufre en los últimos años de toda Asturias, sin que el Principado haya tomado medidas para reducir dicho contaminante, ni el Ayuntamiento de Avilés, que está desaparecido en el tema de la contaminación, les haya exigido nada a las contaminantes empresas del entorno. El pasado lunes los trabajadores de la ITV de Avilés tuvieron que abandonar parte de las instalaciones temporalmente por el fuerte ácido que les dificultaba respirar, en el mismo momento que enfrente el viceconsejero de Infraestructuras decía lo mucho que mejoro la contaminación", criticó Pontigo.

El colectivo asegura que los efectos derivados de la exposición al dióxido de azufre varían según su concentración y duración. "Afecta sobre todo a las mucosidades y los pulmones, provocando ataques de tos. Si bien éste es absorbido principalmente por el sistema nasal, debido a su elevada solubilidad, la exposición a elevadas concentraciones durante cortos períodos de tiempo (exposición aguda) puede causar irritación del tracto respiratorio, bronquitis y congestión de los conductos bronquiales, especialmente en personas asmáticas. Además, diversos estudios han demostrado que la exposición crónica a este contaminante induce efectos adversos sobre la mortalidad, la morbilidad y la función pulmonar", exponen.