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La reforma del horno de Saint-Gobain causa quemaduras a decenas de operarios

La dirección considera que la remodelación fue "un éxito", mientras que los sindicatos alertan sobre la elevada siniestralidad

Un operario de Saint-Gobain, en las instalaciones de Sekurit. RICARDO SOLÍS

La restauración del horno que la empresa Saint-Gobain Cristalalería posee en la fábrica de Avilés causó "quemaduras leves" a "muchos" de los operarios que intervinieron en la operación (casi trescientas personas de, al menos, cinco compañías distintas). Este trabajo de remodelación -que se desarrolló entre los días 9 y 19 de abril- causó también la suspensión de la producción durante al menos dos semanas (algo que estaba previsto) en la factoría de La Maruca.

La dirección de la compañía, sin embargo, calificó los trabajos realizados como de "éxito". Señaló, en este sentido, que "se han llevado a cabo todos los trabajos programados dentro del plazo previsto" y, añadieron, no se han encontrado "daños imprevistos en el horno y la vuelta a la producción se ha desarrollado dentro de los plazos y calidad y rendimiento esperados". Esta vuelta se hizo el pasado día 24.

La operación que se realizó en el horno consistió en "un placaje total" del horno, es decir, en un recubrimiento absoluto de la infraestructura -el corazón de la planta de La Maruca- con el fin de "prolongar" su vida útil. El horno se instaló hace diez años, tras el grave accidente de marzo de 2008 que dejó temblando la operatividad de la fábrica avilesina, abierta hace más de medio siglo.

Para realizar la operación, la empresa Saint-Gobain contó con cinco empresas auxiliares especializadas, entre ellas, Daorje o Pasek. Casi trescientas personas trabajaron "en jornadas maratonianas", denunciaron en medios sindicales. Esto, añadieron, contribuyó a incrementar "el alto nivel de incidentes" contabilizados. Eso y la dificultad de la operación. "No sólo hay que saber levantar una pared, estás trabajando en una zona con una alta temperatura, aunque no tanta como cuando se está a pleno rendimiento, que es algo que sucede la mayor parte de los días", explicaron.

La operación echó a andar el día 9 de abril. Entre ese día y el 12 siguientes lo que se hizo fue vaciar el horno hasta un límite que fuera posible realizar los trabajos de restauración (nunca se apagó del todo), es decir, entrar con las nuevas placas (ladrillos refractarios especiales). La obra principal se combinó con otras operaciones secundarias (mantenimiento en la enfornadora, soldadura cerámica en el horno, cambio de "spout", sustitución o limpieza de rodillos y revisión de la zona del corte).

La obra se concluyó el día 19, pero la producción no se restableció hasta el día 24, es decir, durante quince días no hubo materia prima propia para alimentar las líneas de trabajo de Cristalería en Avilés. Esto no significa, sin embargo, que la fábrica quedara parada. Durante esas dos semanas, la planta manipuló producción almacenada y también materia prima que llegó a Avilés por carretera.

La primera producción que salió del horno recién restaurado de Avilés, según fuentes consultadas, se destinó al departamento de automóvil; se respondió de esta manera, según las mismas fuentes, a necesidades de otras plantas europeas gobernadas por la multinacional. La planta de Avilés produce tres tipos de vidrio base: de capas, plateado y laminar plano.

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