La ordenación de sacerdotes es una fiesta para la diócesis máxime en los tiempos que corren, escasos en vocaciones. Ángel María Vilaboa, de 28 años, fue ordenado hace apenas una semana y ayer ofició su primera misa en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery ante decenas de feligreses. La parroquia le obsequió con un cáliz de oro y Vilaboa lució una casulla regalo de su familia.

El joven, que se confesó nervioso, estuvo arropado por un buen número de párrocos del arciprestazgo como Ángel Llanos, que dedicó la homilía a la fidelidad. Y es que fidelidad es el deseo de Vilaboa para la nueva etapa que acaba de comenzar. Ángel María Vilaboa nació hace 28 años en el barrio de Sabugo, concretamente, en la calle de La Estación. Estudió en el colegio Paula Frassinetti y, posteriormente, se licenció como ingeniero Informático. Ayer para Vilaboa se cerró un camino de preparación que comenzó hace siete años. "Ahora empieza lo real, el contacto con las personas y la posibilidad de acercarlas a Dios", manifestó a este diario. Vilaboa desconoce por el momento su futuro.

Quien no se quiso perder el debut del joven avilesino fue el hasta hace pocos meses sacerdote de Santo Tomás, José Antonio González Montoto, que el próximo 17 de junio celebrará sus bodas de oro sacerdotales en la misa de acción de gracias de la una de la tarde. A la misa solemne le seguirá una comida. Los interesados en participar pueden inscribirse en la sacristía de la parroquia avilesina.