Gijón, J. J.

La sección de kárate del Grupo Covadonga es una de las más jóvenes de todas las que cuenta el club. Sin embargo, antes de que oficialmente se formase ya un grupo de socios entrenaba a las órdenes de Fernando Blanco, aunque ello les obligase a peregrinar por alguna instalación municipal. Clara Blanco es de los más veteranos de la sección, a pesar de que sólo cuenta con 16 años, pero ya lleva ocho practicando este deporte.

-¿Cómo fueron sus inicios?

-Empecé hace unos ocho años aquí en el Grupo porque un día me llevaron mis padres y me gustó, así que seguí.

-Era una época en la que todavía no había sección de kárate.

-Sí, es cierto, entrenábamos en el Grupo los fines de semana, pero el resto íbamos al Palacio de Deportes.

-¿Por qué kárate y no otro deporte?

-No lo sé muy bien, era bastante pequeña cuando empecé. Antes hacía ballet y me pasé al kárate porque me trajeron mis padres y la verdad es que me gustó mucho más.

-Lleva ya ocho años, parece que se lo está tomando en serio.

-Al principio no era tan en serio como ahora, pero desde hace dos años sí lo estoy tomando en serio y ya empecé a competir.

-¿Qué le llevó a dar ese paso?

-Fernando, el entrenador, que quiso que empezara.

-¿Cuántos karatecas hay de su categoría en el Grupo?

-No lo sé muy bien, acabo de cambiar de categoría y todavía no competí en la nueva, así que no sé muy bien cuántos hay. En total compitiendo somos unos diez.

-¿Van entrando nuevos karatecas o cuesta que haya gente nueva?

-Van entrando poco a poco.

-¿Qué es lo que mejor se le da y lo que peor?

-Lo que más me gusta es el combate y lo que menos las katas.

-¿Sabe ya cuándo tendrá su primera competición en cadetes?

-Exactamente no, pero sé que será pronto.

-¿Cómo es Fernando Blanco como entrenador?

-Trata de que lo hagamos bien y a veces riñe, pero generalmente muy bien. Entrenamos de lunes a jueves, a partir de las ocho de la tarde.

-¿Cómo venderías el kárate a otras personas para que lo practicasen?

-Les diría que es un deporte muy completo y que, aunque parezca agresivo, no lo es en absoluto, puesto que está todo muy controlado y no hay ningún peligro.