El que suscribe va a esforzarse por ser breve en la escritura, pues como le he dicho más de una vez a mi colosal amigo Félix Richard, cuando me pongo a pulsar las teclas de mi IBM ya en desuso, el internet es el rey, me es imposible imitarlo, ya no digamos a mis queridos amigos Pepe Monteserín y Pedro de Silva, maestros en el resumir sus cotidianas impresiones que en LA NUEVA ESPAÑA lee todo dios.

Bien. Es del conocimiento regional, nacional e internacional la fecha del pasado 6 de febrero del corriente año, cuando le fue otorgada al «Príncipe» de la lengua castellana, como se pondera a Rubén Darío en Nicaragua, una merecida calle que perpetúa su egregio nombre a la posteridad... Y que, también, se conmemoraba el 92.º aniversario de su paso a la inmortalidad... Gratitud, en principio, a nuestro estimado alcalde Gabino de Lorenzo, cuya sensibilidad empapada de cultura nunca olvidó nuestra gestión para que el Panida universal honrara el ovetense callejero con su nombre, junto a la de tantos hijos de esta bella capital de las Españas (recordemos que en Asturias nació hace más de quinientos años esta madre patria, como la llamamos todos los habitantes de América); acontecimiento parecido cuando en la desembocadura del río padre Nalón (1988, ver página 115 «Rubén Darío, siempre»), en San Juan de la Arena, inauguramos parecida calle, se desvelaron placas e incluso, según programa, el numeroso público festejante no pudo escuchar la «Semblanza de Rubén Darío» que nos iba a dar a conocer el querido e inolvidable lingüista Emilio Alarcos Llorach, por encontrarse indispuesto, pero que proyectaba repetir en anuncio, diez años después (1998), lo que tampoco pudo ser, porque la parca, «la de los fúnebres ramos», hace 20 años, de la que nos versa Rubén, a los regazos de Dios, de madrugada se lo llevó... dejándonos, a quienes de veras lo conocimos, un profundo dolor.

Y, al concluir, no podemos omitir que el 13 de mayo de 1964, si bien estamos enterados, en el Principado de Asturias, propiamente en La Felguera, se le dio a Rubén primera calle, moción presentada al Ayuntamiento Pleno de Langreo por el ilustre concejal, fraterno amigo, Antonio Fernández Velasco, según certificación de la guapa y diligente alcaldesa, compañera abogadil, Esther Díaz García, de fecha 22 de noviembre de 2005. Reiteramos, como en su momento manifestamos, nuestro mundial agradecimiento (digo bien «mundial», porque nos llamaron después de los actos, desde México a la Argentina, quienes se informaron por la ovetense agencia «Efe») al primer edil, al concejal de Protocolo Iván de Santiago, rotundamente acertado en la convocación, pero sin olvidar a un ausente, Javier Vidal, con quien tuvimos primer contacto para esa feliz e histórica ocasión. Gracias, una vez más, a quienes nos honraron y arroparon con su presencia en Trascorrales y a quienes justificaron su ausencia. Pero a los que fueron personalmente invitados y no asistieron, solamente decimos: están perdonados, pero que Rubén, desde su tumba..., no olvida. No obstante, absueltos serán cuando en el Parque San Francisco escultura pondremos en memoria de este supremo cantor y defensor de la hispanidad.

Heradio González Cano, abogado, poeta y escritor nicaragüense

Oviedo