Qué tranquilizador es tener la garantía de que el dinero de y para los asturianos es gestionado con rigor, cuidado con esmero, de modo que pase lo que pase, nuestras necesidades estén siempre cubiertas.

Acabo de leer que la querida administración regional subvencionó con nada menos que 260.000 euros la producción de una película que ha resultado ser la peor de todas las estrenadas en 2010, alzándose con el premio Yoga de la especialidad. El largometraje en cuestión se titula «Campamento Flipy» y fue rodado en nuestra tierra.

Qué bonito. Yo aún no pillo el sentido, pero debe de ser todo un honor que el Principado de Asturias sirva de escenario para un bodrio de película. Y a razón del honor, así fue la subvención.

Ocurre, sin embargo, que las ayudas regionales para la realización de actividades culturales, la mayoría de ellas llevadas a cabo por pequeñas asociaciones, se han venido abajo como consecuencia de los planes de ajuste a los que nos obliga esta maldita crisis. Oficialmente, no hay un duro en las arcas para echar una mano a todo ese montón de colectivos que vienen encargándose de mantener activo el panorama cultural asturiano. En consecuencia, los que tengan capacidad para autofinanciarse podrán seguir adelante, pero los que no, están condenados a desaparecer.

Y no olvidemos que cada uno de ellos representa un trocito de nuestra cultura popular, de la pegada al suelo y a la gente, no la de los grandes escenarios, la pompa y el boato.

Bueno, pues así las cosas, al parecer, sí disponemos de más de un cuarto de millón de euros -que se dice pronto o más de 43 millones de pesetas, que suena más contundente- para subvencionar una obra de arte con mayúsculas titulada «Campamento Flipy», orgullo del séptimo arte y del pueblo asturiano que prestó el decorado natural.

Es de suponer que los gerifaltes autonómicos que dieron el visto bueno a tamaño desembolso estarán henchidos de gozo al comprobar el noble fin al que dedicaron nuestro dinero. No creo que tarden en reunirse todos ellos para congratularse por el éxito y reafirmar su convicción de que Asturias está en las mejores manos.