Mieres del Camino,

Andrés VELASCO

Con el proyecto para la construcción de un nuevo cuartel para la Guardia Civil en Mieres en el aire, tras el último anuncio de la paralización del anterior proyecto para su modificación, el pasado día 11 de febrero se cumplía un año del traslado de los agentes de la Benemérita a las dependencias del antiguo centro de Salud Sur del casco urbano mierense. Tras unas primeras semanas de aclimatación, de mudanzas y de problemas en las comunicaciones, lo cierto es que la Benemérita se ha asentado en su nueva ubicación y atrás quedaron décadas en unas instalaciones hoy ruinosas como las situadas en la calle Avenida de Méjico.

El realojo de la Guardia Civil de Mieres fue ordenado en enero del pasado 2011. Varios arquitectos del Ministerio del Interior realizaron una visita de supervisión al viejo cuartel, en la que analizaron pormenorizadamente la construcción. Su diagnóstico fue tajante: había que desalojar con máxima urgencia el edificio al detectar que además de la aluminosis, presente en el edificio desde hace dos décadas, la construcción también sufría de carbonatosis, unos daños en el cemento que provocan desprendimientos. Interior clarificó entonces que el cuartel ubicado en la calle Avenida de Méjico no reunía las garantías mínimas de seguridad para los agentes, por lo que dio la orden para su evacuación urgente.

Tras analizar varias alternativas, el Ayuntamiento decidió ceder al Ministerio el antiguo centro de salud Sur de Mieres, un edificio que llevaba dos años en desuso tras la construcción de un nuevo equipamiento sanitario. Ubicado en la calle Alfonso Camín, y pegado a las dependencias de la Policía Nacional, el Ministerio aceptó ocupar provisionalmente el edificio. Después de un mes de trámites, finalmente los agentes ocupaban sus nuevas dependencias el 11 de febrero.

El traslado duró semanas ya que el edificio no estaba preparado para albergar a las fuerzas de seguridad, y todavía tenía en su interior material utilizado cuando albergaba el centro sanitario. Entre los trabajos realizados, hubo que habilitar un depósito de armas, además de los despachos y los sistemas de comunicaciones y de seguridad necesarios. Precisamente en este último punto, el de las comunicaciones, hubo problemas que no se resolvieron hasta casi un mes después del traslado, ya que la Benemérita estuvo tres semanas sin línea telefónica ni Internet, teniendo que atender las incidencias desde la central de Oviedo y redactar los informes de forma manual.

En cuanto al parque móvil, compuesto por varias decenas de vehículos, la solución fue bastante rápida. Se acotó la zona más cercana a las dependencias policiales en el aparcamiento habilitado en La Mayacina para los vehículos de la Guardia Civil, que permanecen ahí aparcados.

El traslado, pese a ser temporal hasta la construcción del nuevo acuartelamiento, tiene visos de ir para largo. Y es que si en un principio, el Gobierno central -todavía en manos del PSOE- había registrado y solicitado licencia para el cuartel el pasado mes de noviembre para «asegurar la financiación», el proceso ha quedado totalmente paralizado. Aquel proyecto presentado en el Ayuntamiento de Mieres por los socialistas fue muy controvertido, ya que no respetaba ninguna de las demandas vecinales, unas demandas que se convirtieron en protestas por la pérdida de aparcamientos y zonas verdes en el barrio.

Esas quejas vecinales llevaron a los responsables del PP de Mieres a comprometerse con el colectivo a que si ganaban las elecciones generales, mediarían para que el nuevo gobierno de Rajoy retirase el proyecto del nuevo cuartel y modificase el documento técnico recogiendo sus demandas. La pasada semana, los populares cumplían su promesa, y el Ministerio del Interior retiraba el proyecto para la construcción del cuartel con el fin de modificarlo antes de presentarlo de nuevo, todo ello con la autorización del Alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez. Sin embargo, desde el PP también advirtieron de que en los presupuestos de Interior no había ninguna partida para el nuevo cuartel, por lo que los plazos para su ejecución son toda una incógnita.