Mieres del Camino,

C. M. BASTEIRO

Los ataques de lobos han crecido en el Caudal. Los ganaderos de la comarca cierran el año tras sufrir un 20 por ciento más de pérdidas que en 2011 y temen que los resultados vayan a peor. Estos profesionales sostienen que la comarca cuenta con ejemplares asentados, que podrían haber tenido crías en el Llosorio. Pero el Gobierno de Asturias sigue sin incluir Mieres dentro del Mapa de Gestión del Lobo. Según la Asociación de Ganaderos Afectados por el llobu en el Caudal (Agall), se han perdido 225 reses en los montes de la zona, frente a las 173 bajas que se registraron el año pasado.

El monte Llosorio se ha convertido en una zona negra para el ganado de la comarca. A unos días de cerrar 2012, los ganaderos cuantifican en 145 animales muertos por ataques de cánidos. Las cifras se desglosan en cabras y ovejas, terneros y potros. En Lena, se contabilizaron otras ochenta pérdidas en ataques que afectaron a los valles del Huerna y Pajares. Agall no recuenta las pérdidas del concejo de Aller, a pesar de que los ganaderos también han denunciado al menos la muerte de dos reses en la vertiente asturiana de San Isidro.

Hablando en dinero, Agall cuantifica las pérdidas de la comarca en 30.000 euros sin contar daños indirectos, que son, por ejemplo, el tiempo que destina un ganadero en curar a las reses que resultan heridas o la compra de leche para una cría cuando la madre fallece. La mayoría de los daños, siempre según la versión de Agall, no han sido reconocidos por la Administración regional.

La asociación de ganaderos encuentra una buena explicación para el incremento de los ataques. Según los portavoces del colectivo, la población de jabalíes ha disminuido y los lobos se acercan a las poblaciones para comer animales domésticos. «Algunos ataques se han producido a menos de 500 metros de la población», señalaron los ganaderos.

Los ganaderos cierran el año convencidos de que hay población asentada en la comarca. Según Agall, se han producido varios avistamientos de lobos en el entorno del monte Llosorio, «al menos de una pareja» y es raro que los cánidos salvajes vaguen por el mismo lugar si no tienen previsto formar una camada. También destacan que los lobos han actuado en un radio determinado, concretamente en el monte Llosorio, y los ataques no han sido demasiado dispersos.

El Gobierno regional no se ha pronunciado sobre el asentamiento, pero sí que ha reconocido la presencia de lobos en Mieres, algo inédito en la Administración regional. La Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos impulsó un plan especial de control en el monte Llosorio después de recibir las quejas de los ganaderos a través del Ayuntamiento. El plan de vigilancia y control de la población, según los ganaderos, no ha dado resultado. Piden medidas más duras o el pago de las indemnizaciones «sin tapar la presencia del lobo en los montes, aceptando la realidad».