Los antiguos trabajadores de Diasa Pharma exigen a los responsables de la empresa, las entidades bancarias y administradores, que incrementen la vigilancia en la factoría para evitar los robos. La firma adeuda, dos años después de su cierre, más de 200.000 euros a los empleados que permanecieron en la planta hasta el final de su actividad.

Los vecinos del entorno del polígono de La Cuadriella, donde se asienta la clausurada fábrica de Diasa, dieron la voz de alarma sobre los asaltos. Según su versión, un comprador de maquinaria aseguró hace unas semanas que alguien había entrado en la fábrica y que faltaba mobiliario en el almacén y el antiguo laboratorio. La Guardia Civil asegura que no existen denuncias sobre estos hechos, pero las imágenes del interior de la fábrica los confirman: Puertas rotas, cuadros eléctricos sin las piezas de cobre y unas instalaciones en estado ruinoso ya han provocado las críticas de los antiguos empleados de la factoría. «No es normal que nosotros sigamos sin cobrar y que la empresa esté desmantelada sin que nadie tome medidas», señalaron ayer. Los primeros responsables, a su juicio, son los bancos que avalaron el proyecto de la farmacéutica y que ahora tienen en su propiedad las naves de la antigua empresa Diasa Pharma.

«Si ellos descuidan la venta de activos, están descuidando la única fórmula de asegurar que cobremos lo que nos pertenece», criticaron ayer los trabajadores. La deuda de Diasa Pharma con los empleados se generó durante los últimos meses de actividad, cuando la firma ya estaba inmersa en un proceso de concurso de acreedores (la antigua suspensión de pagos).

La plantilla, que por aquel entonces estaba formada por unos veinte trabajadores, culpa de esta deuda a los administradores del proceso concursal: «Nos dijeron que teníamos que seguir trabajando para que la empresa tuviera actividad y fuera más fácil cerrar una venta a un nuevo inversor», explicaron. Ellos siguieron la recomendación y trabajaron durante medio año, según su versión, sin cobrar su sueldo. Hubo varios intentos de vender la factoría, pero las negociaciones no llegaron a buen puerto.

La deuda de la empresa creció en esos meses de incertidumbre y, actualmente, Diasa Pharma debe una media de 8.000 euros a cada trabajador. La reclamación de esta cuantía está denunciada y la antigua plantilla está a la espera de un juicio desde hace más de un año. Los empleados consideran que no cobrarán hasta que finalice el proceso de liquidación: «Y si roban lo que queda de la fábrica no tendremos de donde cobrar», aseguraron ayer, tras enterarse de los asaltos.

La empresa cerró con una deuda total de 21 millones de euros. Los administradores de Diasa Pharma colocaron hace unos días un candado en la puerta de la entrada principal, tras permanecer este acceso abierto durante meses, sin ningún tipo de protección. Una sentencia del Juzgado de lo mercantil número 2 de Oviedo obliga a Manuel Adenso Iglesias, el promotor del proyecto farmacéutico, y a su socio Sadim (filial de diversificación de Hunosa) a pagar las deudas de los proveedores que la venta de activos no consiga afrontar.