San Cucao de Llanera,

Gonzalo BENGOA

La satisfacción del deber cumplido y la ilusión iluminaban ayer los rostros de los vecinos San Cucao de Llanera en la reinauguración de su iglesia. Hace apenas seis meses se lanzaba la voz de alarma que avisaba de la posible ruina del templo, pero con muchos esfuerzos y mucha constancia, en poco tiempo la alarma devino en un templo remozado. Los vecinos se mostraban ayer orgullosos del proyecto de restauración, que requirió una inversión de 215.600 euros, de los que la comisión que coordinó los trabajos consiguió recaudar más de 100.000. Ahí es nada.

Fue todo un ejemplo de colaboración vecinal y empeño por recuperar la iglesia, algo que destacó y agradeció el arzobispo, Jesús Sanz Montes, que visitaba ayer por primera vez el concejo de Llanera. El arzobispo de Oviedo también mostró gratitud por el trabajo de los párrocos que están al frente de esta comunidad, José Julio Velasco y Recaredo Engonda, y elogió a Agustín Rodríguez Rancaño, antiguo párroco de San Cucao durante más de dos décadas.

Sanz Montes destacó la importancia de la restauración de los templos religiosos y puso como ejemplo la iniciativa de los vecinos de San Cucao para hacer realidad un proyecto en poco más de medio año. Se trata de «un ejemplo de cómo una comunidad entera hace suyo este empeño y lo consigue», afirmó el Arzobispo, quien explicó que una iglesia sabe custodiar «los llantos y cantares que ven pasar» varias generaciones recibiendo los distintos sacramentos. Y también advirtió al alcalde de Llanera, José Avelino Sánchez, presente en la eucaristía: «Dios paga impuestos y se convierte en un paisano especial».

El párroco de Llanera y arcipreste de Siero, José Julio Velasco, agradeció la numerosa presencia de fieles que abarrotaron ayer la iglesia de San Cucao. «Hemos sentido siempre el apoyo y el compromiso decidido de todos», destacó Velasco. También agradeció el trabajo de la comisión que coordinó los trabajos de rehabilitación del templo. Velasco les agradeció «tiempo, ideas, trabajo y constancia». «Hemos conseguido dignificar las piedras del templo y ahora les toca a las piedras vivas», sentenció el párroco en referencia a todos los parroquianos de la localidad.