Grado,

Lorena VALDÉS

Los abuelos de Grado no tienen que preocuparse por el futuro de las huertas mosconas, pues ya tienen relevo. Los alumnos del Colegio Público Virgen del Fresno se esmeran cada día en el cuidado de su huerto ecológico, ubicado a la entrada del recinto, en el que cultivan todo tipo de hortalizas que después degustarán en el comedor del centro. Como buenos agricultores, los escolares esperan que el tiempo acompañe esta primavera y así presumir muy pronto de cosecha. Las primeras fresas, comienzan a teñirse de rojo, y profesores y alumnos no se casan de mirarlas y mimarlas.

Desde hace dos meses, son muchas la niñas que prefieren la regadera a la comba y los niños que se pelean por una fesoria. Bajo las placas solares instaladas en el centro, crecen lechugas, berzas, repollos, acelgas, pimientos, tomates, pencas... cien por ciento naturales y con muy buena pinta. «Tenemos un sistema de riego con una manguera porosa que pretendemos que sirva de ejemplo de ahorro en el riego de la tierra», explica la directora del colegio, Paraíso Álvarez, mientras coordina el trabajo de tres alumnos de 6.º curso.

«¡Éstas fresas van a estar muy ricas con azúcar o chocolate», explican los pequeños agricultores, sin levantar la vista de la faena. Entre los planes del colegio moscón para el próximo curso está ampliar el huerto y crear un jardín de plantas medicinales y aromáticas. «Intentamos aprovechar al máximo los espacios verdes para que los alumnos se conciencien en el cuidado de su entorno. Pronto tendremos manzanas en la pumarada que plantamos el año pasado junto a otros árboles autóctonos», comenta la directora.

A la entrada y salida de clase, a los abuelos se les cae la baba con sólo echar una mirada al huerto de sus nietos. «Tenemos el proyecto de implicarlos en la actividad próximamente», adelanta Paraíso Álvarez.

Suena el timbre, es viernes y toca disfrutar del fin de semana, pero los niños aún con un pie en el colegio preguntan a los mayores: «¿cuándo volvemos al huerto?».