Determinadas cuestiones, delicadas para los más susceptibles, deben ser tratadas en frío y con una perspectiva que nos niega la emoción o el disgusto del momento. Por eso no he escrito hasta ahora de un hecho acontecido allá por mayo en Pravia y que me llamó bastante la atención. Un monolito luce en Cañedo con el siguiente texto: «En recuerdo de las personas fusiladas en este lugar por defender la II República». Al acto de homenaje acudió la primera autoridad municipal, que reconoció el valor de los allí asesinados por defender la legalidad vigente. Hablar de estos temas es motivo de orgullo para unos, entre los que me incluyo, y ganas de provocar para otros. A los que nos gustaría que la variedad cromática de la bandera que nos representa fuese mayor y preferimos el 14 de abril al 12 de octubre, aunque aceptamos democráticamente lo que nos toca vivir, estos homenajes nos recuerdan que la utopía viene cargada de futuro. En estos tiempos de ideologías globalizadoras y dispares, el papel de los políticos es difícil, pero en Pravia, según mi modesto criterio, supieron ser consecuentes con sus principios.