Candás / Perlora,

Braulio FERNÁNDEZ

Durante las fechas navideñas, los carreñenses y los visitantes del concejo tienen ocasión de visitar Belén, entre Candás y Perlora. Las iglesias de ambas parroquias exponen estos días dos representaciones de la natividad, que lejos de conformarse con la reproducción de la escena del nacimiento de Cristo van más allá, tratando de ser originales y superándose a sí mismas.

El belén que se aloja en el santuario del Cristo de Candás, excepto las figuras, que son medio millar con más de medio siglo de antigüedad, está hecho con espuma aislante, lo que lo diferencia de muchos otros. En su escena las figuras interactúan con el escenario mediante su movimiento. A medida que pasan los minutos, en un ciclo cercano al cuarto de hora, se hace la luz, mientras los efectos sonoros acompañan el transcurrir del día. Cuando cae la noche sólo hay iluminación en el portal donde se hallan la Virgen, José y el Niño. Detrás de ellos, en la penumbra, resplandece de forma milagrosa la silueta de un ángel, gracias a la aplicación de efectos visuales.

No es el único efecto mágico del belén candasín, ya que gracias a la combinación de elementos electrónicos, informáticos e incluso domóticos se reproducen tormentas con truenos y relámpagos. Estos procesos son controlados por un autómata que maneja módulos electrónicos diseñados en exclusiva para desarrollar cada tarea y que han sido programados por sus autores, Genaro Suárez, Fernando Álvarez, Mauro Izquierdo, Ángel Martínez y Jesús Villalón. Desde hace 18 años ellos vienen mejorando y aportando en cada edición nuevos elementos que han enriquecido y modernizado el belén candasín.

En Perlora el nacimiento resulta atractivo por su tradicional composición y su naturalidad. Las figuras se disponen sobre un espacio regado de hierba natural de la tierra perlorina, musgo, piedras e incluso trozos de troncos de árbol, que lejos de servir de adorno crean algunos de los decorados en los que se insertan los personajes. Este belén es obra de un reducido grupo de parroquianos que aportan su trabajo a la comunidad desde hace seis años.

Los nacimientos de Candás y Perlora son radicalmente distintos, ya que mientras el de la capital del concejo se reinventa a base de tecnología al servicio de la naturalidad (arriba, unos efectos visuales) el de Perlora, más modesto (a la izquierda), introduce elementos verdaderos en la escena, tales como hierba, roca y troncos de árbol. Ambos permanecerán expuestos hasta después de Reyes, informa B. F.