«Cuando realizan las explosiones tenemos que dejar las ventanas y las puertas de casa abiertas porque, si no, retumba toda la casa». Esta es una de las precauciones que asegura tomar Jorge Iván Paniceres cuando se llevan a cabo voladuras en la cantera de Castañera (Sariego), en plena peña Careses, después de que las últimas realizadas atemorizaran al pueblo por su intensidad. Este vecino advierte de que, «si baja un peñón grande, cae a la carretera; de nada sirve la valla de protección». Y, si no, que se lo digan a otra vecina, Fermina Rimada, quien ya sufrió el impacto en su propia casa. Pero no es sólo eso; en varias ocasiones, mientras cuidaba de sus vacas, tuvo que esquivar las piedras: «¡cuántas veces me tuve que apartar de los "morrillos", mientras los animales escapaban como centellas!», relata.

La alcaldesa de barrio, Esperanza Hortal, resume la clamorosa demanda vecinal: que las voladuras de la cantera tengan menor intensidad. Las realizadas hace poco más de un mes lograron tirar al suelo un vaso de cristal en la cocina de una de las viviendas afectadas.

El Partido Socialista, en la oposición, denuncia la «indefensión» del pueblo y exige al alcalde, Javier Parajón, que cumpla la promesa dada a los vecinos de que la explotación no se acercaría a Castañera, cuando a día de hoy la empresa ya está actuando en la cara de la peña Careses (de piedra caliza) más próxima a las viviendas.

El edil socialista Luis Álvarez destaca que «la máxima preocupación es que la explotación está alcanzando los 50 metros de profundidad y se aproxima al pueblo a unos 20 metros en vertical». Además, el tránsito continuo de camiones sigue deteriorando la carretera.