Que en una región como la nuestra las comunicaciones están siempre de actualidad y constituyen un motivo de preocupación permanente para todos los asturianos es cosa bien sabida.

Si hablamos de la ferroviaria, y damos un considerable salto hacia atrás en el tiempo, vemos que cuando en 1884 se establece la comunicación con el resto del país queda configurado un eje Pajares-Mieres-Oviedo-Gijón (y luego Avilés) que atraviesa nuestra provincia de Sur a Norte. Quedaba sin resolver la comunicación por este medio con las alas occidental y oriental. Ya por entonces la problemática de las alas, y mira lo que ha llovido...

En cuanto a la salida hacia el Este por ferrocarril, que es el que nos ocupa, no está de más recordar que ya en el último tercio del XIX fue aprobada la concesión de una línea que ponía en comunicación la capital asturiana con la de la montaña. Igualmente, es de 1879 el trabajo de Lino Palacio sobre la conveniencia de establecer una línea ferroviaria entre Oviedo y Cangas de Onís. Ambos proyectos (en especial el Oviedo-Santander) fueron ampliamente comentados y discutidos, pero finalmente ninguno de ellos llegaría a ver la luz.

Sin embargo, un empeño menor en comparación con los citados, apadrinado con entusiasmo por el prestigioso ingeniero de minas Jerónimo Ibrán, sí lograría consolidarse, dando lugar al nacimiento de una línea que, «saliendo de Oviedo, llegaba al pueblo de Infiesto, en la misma provincia».

Y es la entrada en servicio de esa línea, ocurrida el 13 de noviembre de 1891, es decir, hace ahora 120 años, y explotada por la Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, a la que, siquiera brevemente, quisiera recordar.

Con un criterio inicial de estricto ahorro en los costes (que luego la realidad fue modificando), y haciendo bueno en toda su acepción el término «económico», la citada compañía, que se había fundado en 1887 con capital asturiano, acometió primero el estudio y luego las obras de la línea, que comenzaron el 22 de octubre de 1888 en el lugar de La Calavera, parroquia de El Remedio y concejo de Nava.

Hay que decir que desde el principio la compañía contó con la oposición activa de los notables que poseían tierras por las que estaba proyectada la explanación de la línea, en los concejos de Oviedo, Siero, Nava y Piloña. En este caso fue el naveto, precisamente, el primer concejo en el que la instalación de la vía pudo completarse, «gracias a la colaboración prestada tanto por las autoridades como por los vecinos afectados». Si bien el plazo concedido para la ejecución era de tres años, la mentada oposición a las expropiaciones y sus trámites legales originaron un retraso en las obras que obligó a la compañía a solicitar una prórroga para poder finalizarlas.

En cualquier caso, resueltos los problemas, la línea pudo completarse e iniciar su actividad comercial el ya mencionado 13 de noviembre de 1891, según se refleja en los documentos de la compañía. A este primer paso, pequeño, siguió en 1903 la inauguración del tramo Infiesto-Arriondas y en 1905 el de Arriondas-Llanes, por lo que quedaba establecida la comunicación ferroviaria entre Oviedo y Santander, por Cabezón y Torrelavega.

Otros hitos de este desarrollo fueron la apertura del tranvía de vapor entre Arriondas y Covadonga y el del ramal de Llovio a Ribadesella, ocurridos ambos en 1908.

Ferrocarriles Económicos de Asturias tuvo a su cargo la explotación de la línea de Oviedo a Llanes hasta 1972. Una circular fechada el 4 de abril de 1972 y firmada por el director, Alfonso Martínez, informaba como sigue:

«Al personal de la compañía. Por acuerdo del consejo de administración, debidamente autorizado por la junta general extraordinaria de accionistas, se ha solicitado del Ministerio de Obras Públicas la resolución de la concesión del servicio público ferroviario del que esta compañía es titular, haciendo entrega de sus instalaciones a las 00.00 horas del día 4 de abril del corriente año. Atendiendo la anterior petición, el Ministerio de Obras Públicas ha dispuesto, con arreglo a la legislación vigente, que los Ferrocarriles de Vía Estrecha (Feve) se hagan cargo provisionalmente de la explotación de las líneas ferroviarias de esta compañía, a partir de la hora y del día señalados».

La circular finalizaba agradeciendo a todos y cada uno de los empleados del ferrocarril «la lealtad y el entusiasmo puestos de manifiesto en el cumplimiento de sus deberes profesionales». Con este documento finalizaban 80 años de la Compañía de los Económicos y, a partir de ese momento, la historia ferroviaria de esta zona comenzó a escribirse bajo el rótulo de Feve.

Hoy, recordando aquel lejano 13 de noviembre, creemos que sería difícil entender nuestra historia sin tener en cuenta lo que han supuesto estos 120 años de trenes, de viajeros y de mercancías. Igualmente, entendemos que al ferrocarril, en buena medida, lo hacen, lo han hecho, los ferroviarios que trabajan, que han trabajado, en sus distintos servicios. Por tanto, nos ha parecido llegado el momento de aproximarnos a su historia y de recordar, en ese marco y a modo de homenaje, el rastro humano de tantos compañeros. Y en eso estamos.