«Según la ley, nuestras competencias se limitan a conservación, mantenimiento y vigilancia. Pero nos estamos viendo obligados a acometer obras que no se pueden considerar de mantenimiento, y también a pagar gastos corrientes, para no perjudicar a los centros». Así explica la concejala de Educación y Cultura en el Ayuntamiento de Siero, María Nachón, el malestar del Consistorio con la Consejería de Educación, que, a juicio de la edil, no cumple con sus compromisos legales con los centros educativos del concejo.

Las críticas de Nachón se fundamentan en varios casos concretos, el último la petición para dotar de un aparcamiento a los colegios polesos Hermanos Arregui y Celestino Montoto: «Se remitió un proyecto a la Consejería y, aunque hemos insistido en el tema, nunca se nos dio una respuesta. Finalmente, hemos utilizado nuestros propios medios para, al menos, acondicionar una zona hasta que se acometa una obra de mayor calado».

Otro caso es el del Colegio de Los Campones, en el que el Ayuntamiento realizó hace ya algún tiempo una inversión para cambiar una parte de las ventanas, obra que en teoría debería haber sido acometida por la Consejería. Entre los gastos corrientes, Nachón señala que el Consistorio se ha hecho cargo incluso de facturas por el consumo eléctrico de algunos centros.

En este curso, además, los centros están acudiendo al Consistorio para que les ayude en la instalación de unas pizarras electrónicas: «En el último medio año hemos instalado decenas de pizarras en hasta cinco colegios del concejo, repartiendo gastos con los centros, que pagan los enganches».

Desde los colegios, no obstante, puntualizan que este caso no es significativo, ya que las pizarras han sido adquiridas por los propios centros: «La Consejería dotó e instaló las pizarras del proyecto "Escuela 2.0", pero en los últimos meses nos ha sido posible a algunos centros adquirir con nuestros propios recursos más pizarras de este tipo, que abren muchas posibilidades docentes, y son las que nos ayuda a instalar el Ayuntamiento», señala la dirección de uno de los colegios.

Con todo, la situación revela parte del problema: ante una necesidad, los colegios acuden primeramente al Consistorio, cuya reacción suele ser positiva e inmediata, antes de acudir a la Consejería.