Piñera (Bimenes),

Mariola MENÉNDEZ

La parroquia de San Emeterio de Bimenes tuvo ayer doble razón para estar de fiesta. La primera, porque celebraba el domingo de Pascua, día en el que la tradición cristiana rememora la resurrección de Cristo y es una de las festividades más importantes del calendario religioso. Pero además, en el pueblo yerbato de Piñera tenían motivos para la celebración porque estrenaron de forma oficial las campanas de su iglesia, que llevaban sin funcionar desde hacía más de treinta años.

La procesión con la Virgen María partió desde la capilla de Santa Bárbara hacia el templo para reunirse con su hijo resucitado. Una de las peculiaridades de Piñera es que la madre, cuyo rostro aún lo cubría un luctuoso velo negro, se encuentra con un Niño Jesús, en lugar de un Cristo adulto. Cerca de la iglesia y bajo la atenta mirada de muchos vecinos del concejo que participaron de la fiesta, los hombres que portaban la imagen de la Virgen hicieron varias genuflexiones ante la imagen del hijo, que era llevado por un grupo de niñas. Los pequeños, ataviados en su mayoría con el traje regional, pusieron la nota de color y folclore a la procesión, en la que también participó el grupo de baile «La Flor del Pumar», de Nava.

A continuación se celebró la misa, en la que sacerdote aseguró que el habitual examen de conciencia con la que comienza la celebración se sustituyó por la bendición a los feligreses con agua bendita, que simbolizó «el perdón por nuestros pecados».

Pero ayer, Piñera también celebró el reestreno de sus campanas, cuya recuperación promovió la asociación de San Emeterio, que ha trabajado intensamente para poder financiar su reparación por una empresa cántabra, que, debido a que estaban rotas, tuvo que refundirlas. Una data de 1808 y la otra, de 1871, y se desconoce la razón. La jornada concluyó con una comida popular y un festival folclórico y de tonada, por la tarde.