El director de teatro Miguel del Arco decía que esa costumbre de las políticas locales de ofrecer teatro gratis o a precios irrisorios (es decir, pagado totalmente o en un porcentaje muy alto con dinero público) le había hecho mucho daño al negocio escénico, porque muchas productoras se encuentran con que, tan sólo para cubrir gastos, tienen que cobrar entradas que son muy normalitas, pero que al gran público le parece que lo están sableando. Es lo que pasa también con el deporte hipersubvencionado en Siero. Cobran una caca por jugar a cualquier deporte (tenis, pádel, piscina, etcétera), que está muy por debajo del coste de mantenimiento. Y si algún equipo de gobierno trata de subir el precio, la oposición tira de demagogia barata y habla de porcentajes. Si algo que cuesta un euro y debería costar siete lo pones a dos euros, subes la tarifa el cien por ciento, pero sigue siendo muy barato. Y por no subirlo puede que llegue el día en que sea insostenible. Entonces, seguramente seguiremos echándoles la culpa a los otros.