Posada de Llanera, Gonzalo BENGOA

«La música siempre nos dice algo, mostrándonos el mundo interno del niño», asegura Ana Isabel Fernández Urones, profesora de musicoterapia de la Escuela de Música de Llanera, que mañana ofrecerá una conferencia sobre esta disciplina en relación a los niños con necesidades educativas especiales. La charla tendrá lugar a las siete y media de la tarde en el salón de actos de la Casa de Cultura de Posada.

La musicoterapia es la utilización de la música con objetivos terapéuticos para trabajar las necesidades físicas y emocionales, pero también las sociales y cognitivas de las personas. Fernández Urones, profesora desde hace 16 años en la escuela, se especializó en esta disciplina y desde hace cinco cursos la imparte en el centro, el único de Asturias que ofrece musicoterapia a los alumnos.

La profesora centrará su conferencia de mañana en un caso práctico con un alumno con síndrome de Down con el que hizo la tesis. Ana Isabel Fernández Urones explica, además, que son varios colectivos, y no sólo escolares, con los que se puede trabajar la musicoterapia. «Es muy positivo para niños con discapacidad física, sensorial o intelectual, pero también autistas, niños con déficit de atención o con retraso en el desarrollo», asegura la profesora.

Consciente de que la música es el lenguaje de las emociones, asegura que el niño «inconscientemente habla de sus relaciones e intercambios en la forma de crear música o sonidos, al hacer juegos musicales o incluso canciones». Esta lectura exclusiva de la musicoterapia sirve «para entrar en el mundo del niño por otra vía de acceso que no es la palabra. Sobre este puente que se va construyendo en el proceso, entra y sale información directa desde su mundo emocional».

La profesora graba las sesiones en vídeo para analizar posteriormente los avances y los detalles. Hay sesiones individuales de 45 minutos y otras en grupo. Se comienza con una canción de bienvenida con el nombre del niño y después se improvisa con los instrumentos. «Primero se utilizan dos instrumentos, para el profesor y para el alumno, y se plantea un juego de turnos. Yo toco, él espera y viceversa», explica la docente. La sesión continúa con la presentación de instrumentos nuevos o se centra el trabajo en el piano y finaliza con una canción. Para los niños, la música acaba siendo un idioma estimulante. De ahí que Fernández Urones crea fundamental «dar a conocer la musicoterapia, porque ofrece muchas posibilidades y es algo que funciona».