Era viernes y en el teatro Prendes no quedó ni una butaca vacía. El público candasín acudió en masa para disfrutar del tercer espectáculo del XXIII Salón de teatro costumbrista asturiano, que patrocina LA NUEVA ESPAÑA. Y todo para reírse a pierna suelta con un grupo con el que las carcajadas están siempre aseguradas: la Compañía de Teatro «Rosario Trabanco», de Gijón, que viajó al pasado para recoger su galardón. O, mejor dicho, sus galardones. Porque la agrupación volvió a dejar boquiabierto al público con el estreno de la obra de José Ramón Oliva «Aquellos maravillosos años», que huele a «Aurora Sánchez».

«Rosario Trabanco» se llevó, así, la primera gran ovación del Salón de teatro en un final apoteósico en el que los aplausos retumbaron en toda la villa. Pero aparte de humor, «Aquellos maravilloso años» consiguió suscitar ternura, gracias a las interpretaciones de Lisardo Suárez, también en la dirección, y Elisa Álvarez. Ambos fueron desgranando, con la ayuda de los dibujos que habían pintado sus nietos, los recuerdos de su juventud. De esta forma, se produjeron continuos saltos de tiempos en el que brillaron Sara Suárez, Christian Argüelles y, sobre todo, Chema Puerto. Un cóctel interpretativo perfecto, que se completó con un original desarrollo de la obra en la que se jugó con el decorado y los efectos especiales.