Polígono de Solvay. El cierre de la mina de Lieres trajo consigo una perdida de actividad económica y de empleo que los distintos gobiernos se comprometieron a paliar en la medida de lo posible. Bajo esta premisa, se planteó construir un polígono industrial en las antiguas dependencias mineras. Aunque el polígono se llegó a desarrollar finalmente, el problema fue la conflictividad de la que estuvo rodeado su desarrollo y el retraso consiguiente que esto implicó. El debate sobre si determinados elementos patrimoniales de la antigua mina se debían conservar o no derivó en un grave conflicto vecinal y político que echó para atrás a las empresas que se habían planteado instalarse allí. Después, pasado el tiempo, estalló la crisis y la demanda desapareció. Hoy Solvay está sin uso.

Centro de la madera. El centro de formación de Carbayín -así se denominó hace una década, cuando se comenzó a gestar su desarrollo para reactivar la zona minera de Pumarabule una vez cerrado el pozo- se comenzó a construir en 2004, pero, por diversos problemas, que incluyeron un sobrecoste que elevó su presupuesto hasta los dos millones de euros, las obras concluyeron en 2007. Desde entonces, el centro estuvo parado, y el año pasado hasta sufrió un importante robo.

A principios de 2014, el Principado confirmó que el edificio será la sede del Centro Tecnológico y Forestal de la Madera (Cetemas) a partir de finales de este año. Las obras de acondicionamiento se licitaron en agosto. Este centro es el único de los grandes proyectos del municipio de Siero cuyo desarrollo apunta a un final relativamente feliz.

Cinema Siero. El Ayuntamiento de Siero adquirió el edificio del antiguo Cinema Siero en 2008 merced a una permuta, pero desde entonces no le ha dado uso al inmueble, cuya cubierta hubo de ser reparada el año pasado porque la humedad estaba dañando gravemente su interior, donde se encuentra un mural de Aurelio Suárez de notable valor. No parece que haya perspectiva de darle uso al edificio al menos a medio plazo.

Planes residenciales. Los grandes proyectos que parecen tener menos futuro son los ligados a ambiciosos planes residenciales, que se veían viables en su día, pero que, tras la crisis, se antojan casi utópicos. El primero es el área de La Ería de Lugones, donde estaba proyectada la construcción de 2.000 viviendas que permitirían la continuación del gran bulevar. El plan de la Pola Oeste pretendía cubrir con una losa la vía del tren, construir una estación intermodal y recuperar el río Nora, y estaba ligado a la construcción de 1.000 viviendas.