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Noreña cuida al peregrino

La Villa Condal inaugura un monumento que recuerda la existencia de un hospital, con origen en el siglo XVI, para atender a quienes hacían el Camino de Santiago

José Manuel Fanjul y José Manuel Rodríguez Hevia, en la zona que ocupaba el hospital. FRANCO TORRE

En el noreñense paseo de Fray Ramón, junto a la zona conocida como La Playina, se localizaba hace ocho décadas un singular edificio que, en origen, había albergado un hospital de peregrinos. Aunque fue completamente derruido durante la Guerra Civil, la memoria de este edificio persiste entre los noreñenses y especialmente entre los estudiosos de la historia local, que ven en su existencia la prueba definitiva de la relevancia que llegó a tener la Villa Condal en el Camino de Santiago.

Para constatar la existencia de este inmueble, el cronista oficial de Noreña, Miguel Ángel Fuente, y la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Siero, Noreña y Sariego, en colaboración con Caja Rural y el Ayuntamiento de Noreña, han impulsado la instalación de un monolito con una placa conmemorativa en el lugar que ocupaba el hospital.

Entre los estudiosos que han reparado en la historia de la capilla, a lo largo de las últimas décadas, figuran José Manuel Fanjul y José Manuel Rodríguez Hevia, quienes reivindican lo oportuno del monumento que se inaugura el viernes a las 13.30 horas. Unos estudiosos que, además, han clarificado algunos aspectos relativos a la historia del edificio.

"Tradicionalmente, se toma como fecha de fundación del hospital la de 1593, cuando se documenta una donación en el segundo testamento de Gabriel de Lorenzana. Pero hay otro documento previo, el testamento de Gonzalo de Argüelles "el Viejo", de febrero de 1540, en el que ya se incluye una donación para el hospital y la cofradía de los Santos Mártires del coto de Noreña", explica Rodríguez Hevia.

A juicio de este historiador, la donación de Lorenzana pudo servir para ampliar un hospital previo, incluyendo además la advocación a Nuestra Señora del Rosario, que en lo sucesivo conviviría con esa otra advocación a los Santos Mártires, San Fabián y San Sebastián. "Entre estas dos familias, los Lorenzana y los Argüelles, había además cierta competencia", añade Rodríguez Hevia.

Ese hospital fue posteriormente ampliado con un segundo edificio, una suntuosa capilla: "La proyecta en 1663 Ignacio del Cajigal, y la remató Diego González de Gajano", explica Fanjul.

Estos edificios se mantuvieron en pie hasta la Guerra Civil, aunque con los años su función varió. A finales del siglo XIX en el hospital se instaló una escuela, y posteriormente serviría como casa consistorial, pasando a ser cárcel durante la contienda bélica.

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