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Logrezana, una iglesia con personalidad

"Es un templo precioso, lleno de detalles", comentan los vecinos, que reconocen que la fusión de estilos extraña a los visitantes

Logrezana, una iglesia con personalidad

Situada a media ladera de la Loma Cortina, en el Barrio Posada, parroquia de Logrezana, se encuentra la iglesia de Santa María la Real de Logrezana. Muchos son los que se enamoran por primera vez de ella, pero otros la encuentran de lo más extraña. Impresiones diversas que genera su peculiar estética, resultado de la integración de varios estilos: románico, prerrománico, bizantino, germánico y árabe, hasta alcanzar una personalidad considerable.

La iglesia tiene su origen en el monasterio del mismo nombre, otorgado por el Rey Ordoño I a la Catedral de Oviedo en el año 875 y se halla en el mismo sitio de su primitivo emplazamiento.

El párroco Manuel Martínez fue el responsable de que esta recóndita iglesia se convirtiese en algo inusual. Se encargó de reproducir en piedra innumerables escenas y figuras en relieve que proceden de modelos románicos y prerrománicos y que se pueden apreciar por todos los lados del templo, tanto dentro como fuera del mismo.

Eduardo Román y Erundina Busto se declaraban enamorados de la iglesia tras acudir a la misa que la semana pasada se celebraba en la parroquia por la fiesta de la Virgen del Rosario. "Es una iglesia preciosa, llena de detalles; se puede ver cómo en lo que se le suele llamar las gárgolas se encuentran representados varios símbolos e iconos de Asturias, como es la iglesia de San Miguel de Lillo, Santa María del Naranco y un hórreo. Esta iglesia fue modificada, ya que sólo se conserva la portada románica al oeste", explican.

"El párroco fue a su vez muy amado pero muy odiado por las obras que realizó durante varios años. Creemos que todas estas pequeñas obras de arte eran síntoma de mucho tiempo libre. Por lo visto dicen que también está la cara de Franco representada, pero nosotros todavía no la hemos encontrado", comentan entre risas los vecinos del concejo.

Lo cierto es que la iglesia ha suscitado miles de historias y secretos como la existencia de una de las estructuras más curiosas de la estructura. Se trata de un capitel que muestra 2 dragones entrelazados, uno de los símbolos del eterno renacer, volviendo al punto de partida.

El templo se quemó durante la Guerra Civil, conservando la cabecera, y sufrió un derrumbe por una explosión de una cantera cercana entre los años 1960 y 1970. El último párroco, Manuel Martínez, fue escultor y se encargó de decorar el pórtico con un variado conjunto escultórico de estilo naif. El resultado, que Santa María la Real está catalogada como Bien del Patrimonio Cultural del Principado de Asturias.

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