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La aritmética vence a la ideología en Siero

La necesidad del PSOE de liquidez y el interés de Foro por preservar su legado propician un pacto impensable meses atrás

Llosa y García, estrechándose la mano en el anterior mandato. LUISMA MURIAS

Que la política hace extraños compañeros de cama es de sobra conocido. La frase, atribuida a Winston Churchill, es lugar común a la hora de analizar los vaivenes de políticos y partidos. En Siero, donde cualquier cosa parecía posible tras cinco años y medio en continua convulsión, esta célebre sentencia volvió a confirmarse tras uno de los movimientos políticos más inesperados de los últimos tiempos: el pacto entre PSOE y Foro, antaño fuerzas antagónicas, para sacar adelante tres modificaciones de crédito que permitirán acometer inversiones por 2,5 millones de euros, y destinar 2 más al pago de deuda. Una jugada que se explica por una rocambolesca coincidencia de intereses entre dos partidos que no se pueden ni ver.

Uno de los grandes problemas de la política sierense en los últimos años es que las malas relaciones personales entre los concejales de diversas fuerzas se han trasladado, demasiado a menudo, al debate plenario. En este sentido, los roces entre Foro y PSOE han sido continuos, especialmente desde la controvertida moción de censura con la que los casquistas apearon al socialista Guillermo Martínez de la Alcaldía.

Durante el gobierno del forista Eduardo Martínez Llosa, el PSOE mantuvo una línea dura. Una postura que se explica tanto por la colisión política e ideológica entre dos partidos que habían chocado en las arenas local y regional, como por la propia dinámica de gobierno de los foristas, que en un primer momento, y amparados en la mayoría absoluta que les garantizaba el "pacto de los Trece" (formalizado por los ediles que había firmado la moción de censura contra Guillermo Martínez), trató de ahogar a la oposición, a la que limitó sus retribuciones y excluyó de la Junta de Gobierno Local.

La ruptura del "pacto de los trece", en diciembre de 2013, dejó a Foro en minoría, pero eso no mitigó el antagonismo entre casquistas y socialistas. Los rifirrafes eran continuos en los Plenos, y los acuerdos eran testimoniales y únicamente en asuntos de escaso calado o necesidad acuciante.

El resultado de las elecciones locales de este año varió el escenario, pero incrementó la antipatía mutua. El "sorpasso" de los socialistas -amparado en sus espectaculares resultados en Lugones e inesperado para los casquistas- y la extraordinario fragmentación del Pleno -con ocho fuerzas políticas repartiéndose los 25 asientos- reforzaron el antagonismo. Durante las jornadas previas al Pleno de investidura, los casquistas intentaron un pacto desesperado, tratando incluso de implicar a una fuerza tan diferente a sus postulados ideológicos como es Somos, para retener el gobierno local. No lo consiguieron, y Ángel García se hizo con la Alcaldía.

Pero el regidor tampoco olvidó las disputas previas y, en una de sus primeras decisiones, dio un asiento en la Junta de Gobierno Local a todas las fuerzas del Pleno salvo a Foro Asturias. García, a petición de otros partidos, afirmó que sólo dejaría a los casquistas participar en esa Junta esencial si pedían perdón públicamente por haber excluido a la oposición de la misma en el mandato anterior. Foro, como es obvio, guardó silencio.

Mas esta marcada antipatía no ha impedido a ambas fuerzas sentarse a negociar una millonaria modificación de crédito para la que el PSOE no tenía suficientes apoyos. Pero el hecho es que los dos viejos enemigos se necesitan mutuamente: el PSOE precisa de liquidez para dar impulso a su gobierno, y Foro no quiere que se paren las obras que perpetuarán su legado, especialmente el polideportivo de la Pola. Una necesidad mutua que podría incluso abrir una vía de entendimiento cara a los presupuestos municipales, y que en todo caso refuerza, una vez más, el papel de los partidos minoritarios en el Pleno.

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