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La Pola llora a Nacho Rodríguez

Los amigos del sierense, que alcanzó el éxito profesional dentro de Inditex, destacan su humildad y su simpatía

La Pola llora a Nacho Rodríguez

La Pola dejó ayer de ser un ente local, urbanístico o administrativo para convertirse en una entidad viva y doliente, en el conjunto de sus vecinos, muchos de los cuales pasaron por el tanatorio de Meana para dar un último adiós y mostrar sus respetos a la familia de José Ignacio Rodríguez Díaz. Un hombre que, como destacaban sus amigos y familiares, era un poleso de pro, que pese a vivir a cientos de kilómetros, en La Coruña, siempre tuvo un lugar en su corazón para su villa natal, a la que retornaba cuando tenía ocasión, y que siempre tuvo su puerta abierta para recibir, en su propia casa, a sus paisanos.

Su temprano fallecimiento, a los 53 años de edad, ha causado un gran dolor en la localidad. Una pérdida que su familia, especialmente sus hermanas, sobrellevan con encomiable entereza. "Era un hombre que se cuidaba mucho, tenía una vida muy sana", destacan los que le conocieron, incrédulos aún ante su muerte.

Aunque en su trayectoria profesional el poleso conoció el éxito, asentándose como un destacado miembro de la compañía Inditex, llegando a ser director creativo de Zara Kids y Zara Home, además de hombre de la confianza del propio Amancio Ortega, en la localidad seguían conociéndole como el hijo de "Pepe el guardia" o "Nacho el de Pepona".

Natural de Boladro, la providencia quiso que su capilla ardiente se instalase justo enfrente de la casa en la que se crió. "Él vivía en aquella casa que se ve a lo alto, la amarilla, y yo, en la de abajo. Éramos primos carnales, pero más que eso éramos como hermanos", explicaba, a las puertas del tanatorio, el concejal César Díaz. Hasta el tanatorio se acercaron también otros destacados miembros de la sociedad polesa, como el cronista oficial, Juanjo Domínguez, el exalcalde José Antonio Noval y el presidente de Festejos, Jenaro Soto. Personas que destacaban invariablemente el encanto personal del difunto y su simpatía.

Pero son sus amigos, la pandilla con la que se juntaba cuando retornaba a su pueblo, los que dan una visión más precisa de Rodríguez. "Era un hombre muy humilde, y muy discreto con todo lo relacionado con su trabajo. Jamás presumió de cargo ni de nada. Era una gran persona, y en el trato era encantador", describe un amigo.

Las cenizas del difunto se trasladan hoy desde La Coruña, y el funeral por su alma se oficia esta tarde en la iglesia parroquial de Pola de Siero.

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