Los bebés de la escuela infantil de Nava no celebran Halloween, porque prefieren el Samhain celta. La directora del centro, Aroa García, argumenta que querían "algo más tradicional de aquí y no de fuera". Explica que antiguamente sólo se diferenciaba entre dos estaciones, verano e invierno, y en la noche del 31 de octubre el primero daba paso al segundo, por lo que era una fecha muy vinculada con el fin de las cosechas. Por esta razón, adornaron el centro con hojas, castañas o manzanas. Pero también "decían que esa noche era posible que los espíritus pudieran andar por el mundo de los vivos". Así que con la intención de orientar a estas almas que vagaban colocaban calabazas y nabos huecos con velas en su interior para iluminar los cruces y los caminos. Así que esta semana organizaron un concurso de calabazas y las familias dieron rienda a su imaginación. Ganaron todas. Cuando hoy anochezca adornarán los balcones del Ayuntamiento.
