La Orden del Sabadiego entregó anoche sus premios "Villa y Condado de Noreña", en una ceremonia que sirvió para reivindicar la solidaridad, el esfuerzo, la vocación y el valor de las pequeñas cosas. De las pequeñas acciones que ayudan a hacer de este un mundo más habitable.

"Mucha gente pequeña, en pueblos pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo", sintetizó Susana Carreño, al presentar a la Fundación Solidaridad con Benín, un colectivo nacido en Noreña quince años atrás y que ha logrado concretar numerosos proyectos solidarios en la zona más deprimida del país africano. "Queremos dar las gracias a Noreña, y a un montón de gente solidaria", añadió, al recoger el premio, el presidente de la Fundación, Pedro Tardón, que animó a más personas a sumarse a la causa solidaria.

Pero, además de este esfuerzo humanitario, la Orden del Sabadiego también premió la vocación y el esfuerzo por la superación personal. Unas cualidades que poseen el piragüista Jaime Noval e Inés Moreno, que ha completado sus estudios de Secundaria con un brillante expediente y la mejor nota de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) de la región. "Para mí es un orgullo recibir este premio y ser de Noreña, ser noreñense", proclamó la joven.

Por último, la cofradía galardonó a Pepín Robles, que recordó a sus amigos Benito Muñiz y José Mencía, y que, tras recoger el galardón, deleitó a los presentes acompañando, con su acordeón, un recital ofrecido por el "Cuarteto Torner".