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Los hosteleros aceptan las ayudas a la pesca, pero se consideran el motor del concejo

"Todo lo que sea apoyar a la cofradía nos parece bien, pero tenemos que estar unidos", reclama el sector turístico ante el plan estratégico

Barcos en el muelle de Candás.

Los hosteleros de Candás apoyan a los pescadores en sus reivindicaciones sobre la estrategia de desarrollo del sector pesquero, aunque no todos comparten al cien por cien la posición del patrón mayor de la cofradía de pescadores Nuestra Señora del Rosario, José Ángel Gutiérrez, el Francés, de que todo el dinero de los fondos del plan debe repercutir en los pescadores o sus familiares directos.

"Todo lo que sea apoyar a la cofradía nos parece bien, porque ellos nos apoyan a nosotros. Nosotros vendemos el pescado y el marisco de ellos", apunta Rafael Ángel Solís, del restaurante El Muelle, pero añade que "todo es un conjunto, somos un equipo y debemos estar unidos, porque si no nos unimos no tenemos nada que hacer. Estamos los pescadores, los hosteleros, los comerciantes, los ciudadanos de a pie también. Si viene más gente a Candás funciona todo. Funcionan las tiendas, las cafeterías, todo".

Solís no cree "que sea cuestión de un sector en particular. Todo lo que sea apoyar, ya sea para la cofradía o para el sector hostelero, es bienvenido. En tiempos de crisis fomentar el empleo siempre va a ser positivo para el concejo".

En opinión del hostelero, "si subvencionan a los pescadores con estos fondos, está bien, pero al final todo repercute a todos. Y si hay una subvención para que los hosteleros compremos el pescado de aquí y se beneficien ellos, me parece muy bien. El caso es hacer que las cosas funcionen". Solís defiende la preponderancia de su sector: "Yo apoyo al cien por cien a la cofradía, y todo lo que puedo hacer en la cofradía lo hago, pero hay que entender que nosotros somos un sector prioritario en Carreño; aquí un 80 por ciento de la población vive del sector turístico; hay 100 negocios de hostelería más comercio, con todo lo que supone para el concejo". Lo importante, en su opinión, es conseguir "que venga la gente, porque el motor de Carreño es el turismo, y es lo que hay que fomentar. Nos va a beneficiar a todos".

Por su parte, Ángel Manuel Martínez, de la sidrería Casa Repinaldo, explica que él intenta "siempre comprar de lo que tienen", si bien reconoce que no siempre se puede abastecer solamente con el producto local, porque necesita algo más de variedad de la que hay. El rey o el besugo, por ejemplo, apenas entran.

Entonces, hay que suplirlo con pescados que vienen de fuera. "Qué más quisiera yo que gastarlo todo en la cofradía, un pescado más fresco imposible y con la calidad del Cantábrico", señala.

"Yo creo que todo para pescadores o sus hijos quizá sea excesivo, porque lo importante es beneficiar al pueblo, y que todos salgamos ganando", añade el hostelero, que insiste en que en su restaurante intentan "sacarles el producto siempre".

Por su parte, Belén Menéndez, del restaurante El Canalla, se alinea de forma más rotunda con la posición de los pescadores. "Nosotros dependemos de ellos, y la profesión de pescador es muy dura", señala.

Y compara -coincidiendo en su apreciación en buena medida con las declaraciones que hizo El Francés- la diversidad de las inversiones con lo que ocurrió con los fondos mineros. "Si no le das el dinero a los pescadores es como cuando la Unión Europea daba dinero a los mineros y luego hacían carreteras", ejemplifica.

Y respecto a posibles ayudas a la hostelería, comenta que "las cosas están difíciles para los restaurantes, pero yo reconozco que el pescador tiene una profesión muy dura, y no la veo bien pagada; ellos pueden quedar allí en la mar, por mucho que pesquen".

"¿Cómo nos pueden ayudar? Ojalá pesquen mucho y nos pongan el pescado más barato. Todo lo que nos venga, está bien, pero si les corresponden a ellos las ayudas, no tienen por qué ser para nosotros", opina.

"Es una profesión muy dura, y si les dan una subvención bien merecido lo tienen. Tienen un riesgo muy grande de quedar en la mar", insiste.

A su juicio, a los hosteleros, más allá de subvenciones y apoyos, les venía bien "que el Principado o el Estado nos pusiera el seguro social para los empleados más barato, porque nos están abrasando. Los pescadores son autónomos, y cuando no puedan salir a la mar se quedan sin cobrar. Nosotros si no vendemos pescado podemos vender carne, pero ellos si no salen, no tienen nada, tienen que arreglarse", concluye.

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