"Busco soltura, fluir, a veces hay que funcionar por impulsos". Así se enfrenta al arte el joven pintor avilesino Samuel Armas, quien ayer ofreció una charla en Grado en la que disertó sobre su relación con la pintura artística contemporánea dentro de la segunda edición de la Bienal de Pintores, que en esta ocasión está dedicada a Juan de la Fuente. Armas mostró su evolución al público en un acto que finalizó con la actuación del combo infantil de la Escuela Municipal de Música "Javier Prada".

Armas dibuja desde siempre. Pero no fue hasta hace cinco años cuando tomó los pinceles en la mano y se puso delante de un lienzo: "El cuerpo me lo empezó a pedir, lo sentí", detalla. Inició Bellas Artes en Madrid, carrera que aparcó durante una temporada para estudiar el grado de Conservación y Restauración Artística en la Universidad de Oviedo. En ese tiempo se convirtió en discípulo del pintor moscón Amado González Hevia, "Favila".

En su estudio de Avilés supo que "a pintar se aprende pintando" e inició su crecimiento personal. "Hay que tener base, explorar y explorarse", dice. Un camino en el que trabajó la figuración hasta convertir a los hórreos en los protagonistas de sus obras. "Me gusta la relación que tienen estas estructuras, testigos de la evolución de Asturias desde hace siglos, con el medio y su paisanaje, es algo entre la tradición y el sentimentalismo", afirma.

Entre sus referencias están el expresionismo e impresionismo, así como las vanguardias. De ahí que la figuración que establece en los cuadros sea una pieza de la que luego nace la exploración. "Me gusta mantener esa línea con el espectador, que identifique un elemento en el que luego hay un estilo muy personal que experimento con nuevos materiales", comenta. Color, fuerza y luz son las claves de sus lienzos.

Unos cuadros que ya han llamado la atención de la ovetense galería "Cervantes 6" y ha expuesto en Francia e Italia. Ahora, Armas tiene por delante una beca de la Factoría Cultural de Avilés en la que se centrará en esa búsqueda de paisaje y paisanaje sin olvidar su impronta: "Pinto por impulso, con altibajos como en la vida en general, y lo que pretendo es encontrarme a mí mismo".

De hecho su conferencia se tituló "Búsqueda interior" y Armas reconoce que en estos últimos años ha aprendido que nunca te acabas de encontrar y lo sentimental que puede llegar a ser "sin ser pausado", es decir, con fuerza en los trazos. "Ahora por ejemplo estoy pasando una época muy buena y eso se refleja con colores más vivos y más energía", desvela.

El próximo viernes participará en "Creación oculta", el proyecto que unirá a varios artistas y a los profesores de la escuela de música en la Casa de Cultura para pintar un mural de ocho metros al ritmo del jazz o el blues. Un acto que comenzará a las ocho de la tarde, en el patio del palacio. "Creo que hay que acercar la cultura a la gente y que eso suponga una labor conjunta interdisciplinar como en este caso, que une música y pintura", estima.

Y es que en su opinión, el arte es un camino personal más que algo material y cada lienzo que sale de su imaginación y de sus manos es un acto de arte puro, emocional y casi primitivo porque "el arte no deja de buscar fluir".