La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Para bollo, el de Les Comadres

"La clave está en la manteca y en la elaboración artesanal", recalcan los polesos para defender la receta autóctona del producto estrella de la fiesta

Ana María Álvarez muestra uno de sus bollos recién hechos junto a los ingredientes. LUCAS BLANCO

"Aquí no tenemos bollos preñaos, sino bollos de Comadres". Así de rotundo se pronuncia el presidente de la asociación "Amigos del Roble", Enrique Meoro, entusiasta de las celebraciones locales, a la hora de marcar diferencias entre el producto estrella de la festividad local de mañana frente a lo que considera imitaciones elaboradas en otros municipios de la región como Oviedo, Gijón o Avilés, entre otros.

Aunque seguramente la gran mayoría de la población no conoce la diferencia, los orgullosos polesos de pura cepa no tienen problema en explicar que los bocados sierenses son más exquisitos. "La clave está en la manteca y en la elaboración artesanal", explica Ana María Álvarez, que esta semana redobla esfuerzos en su pequeña tienda familiar para atender tanto encargo.

Desde primera hora de la mañana, la mujer comienza a elaborar la masa a base de agua, harina, levadura y "un poquito de sal". A continuación llega uno de los momentos clave, que es la mezcla entre la masa y la manteca. "No se amasa todo junto, pues lo que interesa es que la manteca se deshaga por sí sola con el calor del horno", explica la mujer respecto a un proceso en el que los trozos de manteca se reparten de manera improvisada por toda la estructura del bollo.

Una vez lista la mezcla, se introduce el chorizo, a poder ser de calidad para no estropear el invento, y se hornea con la temperatura adecuada dependiendo del horno. "En mi caso lo pongo durante 40 minutos a 190 grados", explica la mujer, que también pinta la masa con huevo para obtener un aspecto reluciente a la salida del horno. Solamente unos minutos después, a los clientes ya se les hace la boca agua.

No obstante, esta receta tradicional, caracterizada por la textura hojaldrada que genera la propia manteca, tiene otras variables recomendables para la gente de buen comer. "La receta completa acompaña al chorizo de adobo y huevo cocido, pero eso ya es para los más tragones", comenta con humor la artesana, que cree que la diferencia con otros productores industriales está en los ingredientes. "Aquí es todo natural, sin conservantes ni mejorantes", explica.

Es quizás esa la clave por la que desde hace unos días los encargos se suceden, incluso con más ritmo que en años anteriores. "Se nota que la gente está más animada y que busca respetar la tradición al máximo", comenta la tendera, que lleva despachando bollos preñaos con sello propio desde finales de los años 70, cuando tenía tan sólo 16 años. "Es un negocio familiar en el que todos somos como una familia", declara.

De todos modos, no sólo de bollos de Comadres vive el hombre, sino que estos días también se dispara en los negocios polesos la venta de huevos, a poder ser de casa, sardinas y la fruta de temporada. "A mí que no me quiten ni el bollo, ni la tortilla de sardines salones ni las naranjas, porque entonces no estamos celebrando Les Comadres", comenta la vecina Vicentina González mientras apura las compras para celebrar por todo lo alto uno de los días más importantes del año para la Pola.

Compartir el artículo

stats