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La galerna del 44 fue una tragedia griega

Javier Villanueva teatraliza, con escenografía de Guillermo Simón, el naufragio del que el abuelo de éste es el único superviviente que queda con vida

Simón Gallego, con su nieto, el artista maliayés Guillermo Simón, en el puerto de Lastres (Colunga). MARIOLA MENÉNDEZ

Simón Gallego Valle es el abuelo del artista maliayés Guillermo Simón Gallego. También se trata del único marinero superviviente de la galerna del 44 que sigue vivo. Aquella tragedia marcó a los vecinos de Lastres. Sus 94 años no le impiden gozar de una lucidez y de una memoria envidiables, que le permiten recordar tan vívidamente aquel episodio que no puede evitar emocionarse. "Se pasa muy mal. Piensas en todo: en los hijos, la familia, la Virgen, Dios...", asegura.

El director Javier Villanueva trabaja en una obra de teatro sobre esta "auténtica tragedia marinera". Tiene una gran vinculación con Lastres (Colunga) y desde niño escuchó historias sobre la galerna. Ha realizado varios trabajos escénicos vinculados a la mina, que considera "la hermana siniestra del mar", porque también se llevó muchas vidas.

El artista Guillermo Simón -que se caracteriza por representar como pocos los matices del agua- se encargará de la escenografía. Una gran pintura reflejará la fiereza y la bravura de la mar, y una vara con trece hilos recordará a cada marinero fallecido. "Es un recuerdo para los olvidados. Me acuerdo siempre y rezo por ellos. Gracias a Dios yo estoy aquí después de haber pasado cuatro naufragios", indica Simón Gallego. El abuelo del artista fue marinero, pescador y patrón. Aquel 6 de septiembre de 1944 había embarcado hacia El Cachucho, a tres horas y media de Lastres, a pescar bonito.

Allí se hundió el "Glorioso San Antonio", pero él tuvo más suerte porque iba en una lancha de vapor, la "Ana María", que les permitió aprovechar "la flor del viento o la arribada" para llegar a tierra. No fue fácil porque se quedaron sin carbón y tuvieron que ir quemando tablas y los trastes que usaban para echar la pesca. Lograron entrar en el puerto de Ribadesella a las siete y media de la tarde. La mar se tragó -nunca los devolvió- a trece hombres, entre los que se encontraban su hermano Andrés del Gallego Valle, y sus tíos y primos Luciano y Alfonso del Gallego Torre, y Eduardo y José del Gallego Balbín.

A pesar de haber sufrido aquella tragedia, al otro día no le quedó más remedio que regresar a la mar. El siguiente naufragio que sufrió fue en el acantilado de Liencres (Cantabria), en los años 50. Tuvieron que nadar varios metros hacia tierra a las cinco de la mañana, tras haber encallado. La costera del bonito también les llevó cerca de Coruña, donde le cogió otro temporal. Temió por su vida y por la de su hijo. "Cerca de Niembro (Llanes) nos pilló otra galerna pescando sardinas", dice, pero ninguna tan brava como la de Lastres, que evocará Javier Villanueva con dos representaciones en verano coincidiendo con las fiestas de la Virgen del Carmen y las del Buen Suceso.

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