Durante tres generaciones, la familia de María José Dávila ha comercializado todo tipo de hierbas en los mercados asturianos. Ahora, con la mujer de baja por una intervención médica, su hijo Erasmo Cortina ha cogido, siquiera temporalmente, el testigo para no faltar a su cita semanal con los clientes de los mercados de la Pola, La Felguera, Laviana y Blimea, donde reside, precisamente, la familia.

"Empezó mi bisabuela, luego lo cogió mi abuela y ahora es mi madre la que lleva el puesto. Yo sólo la ayudo estas semanas que está de baja", explica Cortina. La mujer, relata, recoge algunas hierbas en los bosques cercanos, aunque la mayoría tiene que encargarlas fuera: "Hay productos muy específicos que no se encuentran por aquí y tiene que pedirlos a un almacén. Son cosas como el enebro, el sen y el ortosifón, que tienen que traernos de fuera".

Las hierbas más populares, en todo caso, son de sobra conocidas por el ciudadano de a pie: "La tila y la manzanilla son las que más nos piden. Pero también nos compran mucho sen, que es una hierba muy buena para cuando no puedes ir al baño", afirma Cortina, que precisa que también tienen clientes que le demandan productos concretos, específicos para tratar dolencias crónicas.

"Casi todos nuestros clientes son fijos, gente que te viene a comprar hierbas todas las semanas", explica Cortina. Problemas gastrointestinales y de riñón, de nervios y algunos dolores crónicos pueden ser tratados mediante hierbas.

El conocimiento sobre los usos de las distintas plantas, explica Cortina, ha pasado en su familia de generación en generación. Pero, además, María José Dávila se ha documentado toda su vida para encontrar nuevas variedades de hierbas medicinales que puedan ayudar a sus clientes: "Está continuamente leyendo libros y estudiando nuevas plantas", señala su hijo, mientras atiende a una cliente.