Un ritmo de vida más lento, la buena gastronomía, la fiesta y las casas de indianos de la carretera general son algunas de las cosas que más llaman la atención de Daniela Mendoza, alumna de intercambio de Canadá que estudiará hasta mayo en el Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) César Rodríguez de Grado. "Vine para conocer, me da curiosidad saber de otras culturas y me gusta el cambio, me ayuda en mi crecimiento estar fuera de casa y vivir con personas diferentes", comenta la joven de 16 años y nacida en Veracruz (México).

Y es que el español lo habla a la perfección, por eso estos meses son más un aprendizaje vital que académico. "Me traje tarea para no perder las clases porque no me convalidan los estudios; es sólo un semestre, así que no pierdo mucho", explica. Mendoza está viviendo en casa de Raquel Álvarez, alumna moscona que pasó dos meses y medio en su casa en Edmonton, Canadá. "Me gustó mucho estar allí, me encantaba poder coger las asignaturas que quería y la verdad es que se me pasó muy rápido", comenta Álvarez.

Es en el sistema educativo donde tanto Mendoza como Álvarez observan diferencias entre ambos países. "Allá no está dividido por ciencias o humanidades, puedes escoger las asignaturas que quieres, aunque algunas son obligatorias", desvela Mendoza, que subraya además que en Canadá los profesores se involucran más en el aprendizaje y apoyo de los alumnos. "Y hay que llamarlos siempre por el apellido, nunca por el nombre como aquí, pero en Canadá tienen una relación más de amigos con los profesores", añade Álvarez.

Adaptación rápida

Como el español lo maneja a la perfección, Mendoza está centrada en conocer la vida cotidiana de Grado y disfrutar del entorno de la región. Tras casi un mes en la villa no parece que tenga muchos problemas para integrarse: es extrovertida, conversadora y alegre. Y eso lo valoran sus amigos moscones: "Somos como hermanas", recalca Álvarez. La adaptación fue más que sencilla. El primer día ya salieron de fiesta por la villa moscona, algo que sorprendió mucho a Mendoza. "En Canadá no salimos de noche, al menos yo (ríe). Es que además no te dejan entrar si no eres mayor de edad, solemos vernos a veces en los centros comerciales", declara. Por eso le encanta el ambiente de comunidad que hay en la villa moscona: "Los jóvenes tienen más libertad para salir aquí, todo el mundo se conoce comparado con Edmonton, donde vive un millón de personas".

Además de la comunidad a Mendoza le gusta el ritmo lento del día a día de aquí. Asegura que en Canadá cuando se da cuenta es la hora de dormir y que desde el amanecer están de actividad en actividad. "El día se me hace más ligero aquí, el ritmo es más lento pero no eterno". A la ligereza del paso de las horas se suma la gastronomía entre los aspectos que más le están gustando de su estancia. Ya probó la fabada, las lentejas, el chorizo, el jamón y el cachopo, su preferido. "Mi madre también prepara lentejas, pero no así, con el chorizo", precisa.

También está encantada con la villa moscona, un lugar que le parece muy bonito y tranquilo. "Me llaman la atención las casas de indianos, son tan grandes que me pregunto si vive gente ahí", afirma sonriendo. De hecho, una de las cosas que más le gustaría es poder visitar una de las casonas por dentro. Otro de sus lugares predilectos en Grado es el palacio Valdecarzana, sede de la Casa de Cultura. "Me encanta la fuente que recoge el agua de la lluvia, es muy bonito", añade.