El maliayés César Bonera llegó ayer de la isla griega de Lesbos, donde estuvo 19 días con otros cuatro voluntarios de de la ONG "Brazos Abiertos Asturias-Human Rescue" para hacer labores de salvamento marítimo de refugiados. Nada más llegar, contó a los maliayeses su experiencia, que para él fue impactante.
"Yo trabajo en salvamento marítimo, tengo bastante experiencia en situaciones de este tipo, pero aún así se hace muy duro. Lo que ves en el mar es difícil, pero ves cosas en tierra, en los campos de refugiados, para las que no estás preparado. Hay familias enteras viviendo en unas condiciones muy malas", dijo.
El jueves por la noche, tras 19 días en la zona, hizo su última guardia de vigilancia en el dispositivo marítimo, preparó la maleta, a las seis de la mañana de ayer facturó su equipaje en el aeropuerto de Lesbos, viajó a Atenas, de Atenas a Madrid, y de Madrid a Asturias. "Ahora no llegan muchas embarcaciones porque Turquía está controlando la zona con barcos militares. No son las avalanchas de antes, están llegando de forma intermitente", dijo.
Bonera relató que las condiciones en las que llegan los refugiados son muy precarias. "Llegan en unas lanchas neumáticas de una eslora de menos de 20 metros, hechas el día antes, hasta el punto de que algunas huelen todavía a pegamento, y en ellas van entre 40 y 60 personas, entre ellas mujeres y niños", explicó.
Las condiciones en el mar, con todo, no son para él lo más duro. "En el mar es duro porque ves niños muy pequeños, pero el mar es un momento; lo más duro es en tierra, donde ves las condiciones de vida que tienen", relató.
Recuerda con especial sentimiento a una madre de cinco hijos, el más pequeño de 3 años y el mayor, de 9, que llevaban en el campo varios meses. "Al ver eso se te parte el alma, nadie está preparado para eso", concluyó.
