Los cañones de la batería de San Antonio ya forman parte del catálogo de Patrimonio del Principado desde el pasado mes de marzo. Este reconocimiento a las piezas de artillería candasinas viene fraguándose desde que en el mes de junio el Ayuntamiento solicitase a la Consejería de Educación y Cultura su inclusión en el inventario regional, lo que se consiguió en marzo.

Aunque es difícil conocer con exactitud su año de origen, se tiene constancia de que estas armas defensivas, del calibre 24 y 3,60 metros de longitud, datan de mediados del siglo XVIII. Los primeros textos que citan "una batería de cañones para defender la rada y puerto de Candás" son de 1763, aunque según el historiador Moncho Rodríguez, esta descripción, en la que se cuentan entre cuatro y cinco armas, "no se ajusta a lo que viene en escritos posteriores ni a lo que conocemos", por lo que cree pueda tratarse "de un informe previo a la instalación del sistema de defensa". "Tenemos constancia de otro texto de 1793 que habla de una batería formada por tres piezas de combate que están prácticamente en desuso y 'comidos de orín y del todo inútiles'", relató el experto. La última fecha en la que se tiene constancia de que los cañones estuvieran en uso es 1825, año en el que se elaboró el último parte armamentístico por parte de las autoridades competentes del que se tiene constancia.

Después de más de un siglo y medio tirados en la ladera del faro de Candás, el Ayuntamiento recuperó los cañones en 1980, y en 1998 se colocaron en su emplazamiento actual. "Estamos muy contentos con la noticia porque demuestra que seguimos apostando por la cultura local. Además, supone un valor añadido para el concejo y el enclave, que es privilegiado", aseguró la concejala de Cultura, Cecilia Tascón.