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Los guardas "capturarán" al águila que atacó a una maliayesa en Cazanes

Los ornitólogos atribuyen la agresividad de la rapaz al "estrés acumulado" que tiene por las molestias en su zona de cría

Isabel Carrio muestra las heridas que le hizo el ave. M.M.

Los guardas de Medio Ambiente "capturarán" al águila ratonera que atacó a una vecina de Villaviciosa y ha amedrentado a varias personas más. El acalde de Villaviciosa, Alejandro Vega, informó de la situación al director general de Recursos Naturales, Manuel Calvo, y ayer el responsable regional dictó una resolución para autorizar a la guardería la captura del ave. "Se trata de una medida prevista en la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad cuando un ejemplar de una especie protegida, como es el caso, pone en riesgo la seguridad de las personas", explicó el regidor.

El ataque del busardo ratonero a la mujer es, para el ornitólogo Luis Mario Arce, "una reacción rara, anómala", como también apuntó a la NUEVA ESPAÑA el biólogo Gonzalo Gil, quien, tras conocer el incidente, se acercó a la zona para comprobar de qué ave se trataba. María Isabel Carrio iba caminando desde Cazanes a Villaviciosa, como acostumbra, y al pasar por la zona de El Valle se le vino encima el busardo. El susto fue monumental porque le provocó un buen rasguño en la frente, de lado a lado, y varias heridas en la cabeza.

Luis Mario Arce sostiene que esta reacción del águila se debe al "estrés acumulado" por las molestias que sufre el ave en su zona de cría. Han talado una masa boscosa de robles que había próxima a la carretera, lo que puede hacer que la rapaz sienta que su nido, con pollos, esté amenazado.

No obstante, lo habitual es que "vuelen por encima, chillando, pero sin agredir", indica el ornitólogo. Luis Mario Arce agrega que "como mucho, si ve amenazado el nido, hace un amago de ataque", sin llegar a realizarlo. Efectivamente, este comportamiento coincide con el que relatan varios vecinos y personas que pasean por la zona y se han encontrado con el águila. Les mostró una actitud amenazante, pero no llegó a agredirles.

Arce concluye que se trata de "una conducta de un individuo particular ante unas circunstancias determinadas", y no se puede generalizar a la especie. Es un comportamiento asociado a que está cuidando de las crías, que aún están en el nido. En cuanto los pollos vuelen, la actitud del ave rapaz cambiará.

En todo caso, María Isabel Carrio aún no se ha repuesto del susto: "en casa casi me desmayo. Estaba nerviosa, agitada... Fue horrible. Estaba llena de sangre, se ensañó conmigo", relata.

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