Lo de divertirse montando piezas para crear construcciones no es sólo cosa de niños. Los mayores también tienen su propio mecano sobre cuatro ruedas: el coche clásico. Un automóvil al que los aficionados dedican muchas horas tratando de encontrar las piezas adecuadas, transformándolas para adaptarlas al vehículo y, por último, disfrutando al volante de rutas por la región. Los amantes de los coches clásicos hicieron rugir ayer los motores en Pravia, en la cuarta edición de la concentración local, que reunió a 250 pilotos aficionados.
El único requisito para que un coche se convierta en clásico es que tenga más de 25 años, explica Jesús Gálvez, presidente de la asociación "Coches Clásicos" de Pravia. La concentración surgió hace cuatro años, por iniciativa de un grupo de amigos del concejo, amantes de los coches clásicos, que se reunía habitualmente para dar paseos. "La primera vez fuimos ochenta coches y la cosa fue creciendo hasta hoy, cuando casi rondamos los 300 vehículos en Pravia", asegura Gálvez.
Lo cierto es que los coches clásicos son una pasión. "Esto es una gangrena que cuando te entra no puedes hacer nada, hay que rememorar tiempos jóvenes", señala Carlos Otero, de la peña de coches clásicos "La Manzana de Oro", de Piedras Blancas. Una afición que no es nada barata; "pasta hay que gastar", dice Otero, a lo que Julián José Fernández apostilla: "también depende de las manos que tengas".
Y es que conseguir que un coche clásico ruede por la carretera lleva su tiempo. "Es complicado porque muchas piezas ya no se fabrican y hay que andar buscando la que mejor se adapte al coche", comenta Félix Suárez, de Oviedo. Como muestra, el Seat 600 de Nicolás Fernández Arias, de Grado, cuyo motor llegó desde Italia y la caja de cambios, de Argentina, para completar una carrocería de1963. "Después del arreglo hay que tratarlos bien para mantenerlos, pero fácilmente puede coger 130 kilómetros por hora sin problema", precisa.
De buscar piezas sin descanso también sabe algo Jesús Manuel Álvarez, de Pola de Lena. Lleva muchos años metido en el ambiente de los coches clásicos y atesora algunos ejemplos, como un Seat 600 y un Seat 124. Hasta Pravia llegó en un Capri 2000 que, en un principio, no le entusiasmaba mucho. "Lo cogí de rebote a un señor que lo decidió vender a muy buen precio y, aunque no me gustaba mucho, luego empecé a trabajar con el embrague y acabó así", declara, señalando al vehículo. Terminó perfecto, como una pieza de museo.
Álvarez considera que se trata de una afición cara "si dependes de los talleres, pero si lo haces tú mismo sólo tienes que gastar horas", concluye.
La concentración de coches clásicos ya animó la villa praviana el pasado sábado, con dos conciertos a cargo de "Universe", un tributo a la banda británica "Queen", y "Black Diamonds", que repasó clásicos del rock. Ayer, todos los coches se concentraron en la zona de Buenavista por la mañana, animando también el vermú praviano.
Después de comer salieron en ruta hacia Puentevega, donde realizaron una visita guiada por las antiguas escuelas de la parroquia. Tras una patrulla por el valle de Arango, los 250 coches clásicos regresaron a Cañedo, donde disfrutaron de una espicha por la tarde, en la cual se repartieron diversos trofeos entre los participantes en la concentración.
Unos premios a la dedicación y la pasión por los vehículos clásicos, a los que en los últimos años les ha surgido un buen aliado, internet. "Es la ventaja que tienes ahora para buscar las piezas que necesitas, siempre se encuentra algo en la red", añade Julián José Fernández, de "La Manzana de Oro" de Piedras Blancas.
Los coches clásicos llenaron ayer la villa praviana con sus espectaculares diseños y sus precisos detalles que confieren a estos vehículos un carácter especial.
