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El estado de los cursos fluviales del cuarto concejo asturiano

Los sierenses claman por la limpieza de sus ríos: "Parece que no tienen dueño"

Vecinos y colectivos del concejo urgen al Consistorio y a la Confederación a actuar aprovechando la sequía estival

El ovetense Iván García contempla dos carros de supermercado arrojados al río en la senda de Paredes.

Los sierenses exigen la limpieza de sus ríos. Una demanda que viene de atrás en el concejo, que ha sufrido diversos problemas en los últimos inviernos por la maleza y la suciedad acumuladas en los cauces fluviales del río Nora y sus afluentes, especialmente el Noreña, y que ahora cobra una nueva dimensión tras la reciente aparición de varias truchas muertas en el arroyo Forcón a su paso por La Fresneda, en lo que parece ser un caso de asfixia al conjugarse el bajo nivel del cauce por la sequía estival y el estancamiento de las aguas por la maleza.

Precisamente, a ojos de vecinos y colectivos sociales la sequía propicia que estos meses sean idóneos para acometer la limpieza de las riberas. "Sería el mejor momento para limpiar los ríos porque están secos", sostiene César Solís, alcalde de barrio de San Miguel de la Barreda. Toda esa zona de Siero al norte de la Autovía de Villaviciosa (A-64), desde Anes hasta La Fresneda, está atravesada por el río Noreña, que también pasa por la Villa Condal. "Está que da pena verlo, sufre un abandono total. No limpian nada desde hace años", sostiene Solís.

"Tal cual están, parece que los ríos no tienen dueño", añade Loli Prendes, alcaldesa de barrio de Argüelles, quien también considera que la época estival es el momento adecuado para acometer la limpieza de los ríos, aunque teme que no se haga nada. "Nos da por pensar que no quieren limpiarlo para que no queden al descubierto ciertas cosas, porque lo que tenemos claro es que hay vertidos ilegales a los ríos", reflexiona Prendes, quien insta a los ayuntamientos de Siero y Noreña "a apretar a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC)" para que acometa la necesaria limpieza de las riberas.

En lo referente a los vertidos, la ausencia de saneamientos es un problema adicional en diversas zonas, como la parroquia de Lieres. "Hay zonas sin colector y eso vierte directamente al río. Está todo preparado para completar la conexión, pero no se acaba de hacer. Lo malo es que todo ese agua que se mete a los domicilios y va al río, si lo llevan a una depuradora que esté lejos puede acabar repercutiendo en el caudal", sostiene Manuel Ángel Noval, alcalde de barrio de Lieres.

No toda la ribera fluvial presenta la misma problemática. En el caso del Nora, el Ayuntamiento de Siero realizó seis años atrás un informe en el que identificaba doce puntos del río proclives a las inundaciones: los campos de fútbol de Colloto, el puente de Granda, la carretera de Tiñana, el santuario de la Virgen de la Cabeza, el cruce de Santa Marina, la carretera El Berrón-Orial, el Molín de Fon en La Carrera, la zona del Romanón y la zona del Molín (ambas en la Pola), la senda peatonal del Nora entre la Pola y Lieres, y la depuradora de Los Corros.

Aunque en algunos casos, como en la Virgen de la Cabeza, la situación ha mejorado, en otros, como la senda peatonal del Nora, aún es preocupante. Pero, además de estos puntos, la suciedad y la maleza también han alcanzado niveles alarmantes en otras zonas del cuarto concejo asturiano, como la senda de Paredes, que conecta Siero con Oviedo.

En esa zona, muy concurrida por conectar Lugones y La Corredoria con el complejo comercial de Paredes, los usuarios se quejan de malos olores y del volumen de maleza, además de la basura que se ha ido acumulando en la ribera. Aún ayer, en el lecho fluvial se podían localizar varios carros de supermercado, arrojados al río de manera premeditada.

"Hay mucha suciedad, y los malos olores son insoportables, sobre todo en una zona que hay un pequeño colector y en las cercanías de Villapérez", explica el ovetense Alberto Lozano, usuario habitual de la senda. "Si lo tuvieran en condiciones, esto sería guapísimo. Pero el río está dejado de la mano de Dios, concluye Tino Flórez.

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