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Los "Recuerdos de Aldea" de Monchu García

El maliayés, antiguo cura rural, expone 36 obras en la Fundación Cardín en las que plasma los paisajes y costumbres de su infancia

Sayando la tierra. Escena típica de las aldeas asturianas.

"El arte es una visión personal de la realidad porque la máquina fotográfica ya reproduce la naturaleza". Bajo esta premisa, José Ramón García Fernández, "Monchu", invita a descubrir sus coloristas "Recuerdos de la Aldea". Monchu García deja claro que el suyo es un arte realista, porque capta una realidad, como la gente trabajando, o aporta su propia visión de Covadonga.

Expone hasta el 30 de septiembre en la Fundación José Cardín Fernández de Villaviciosa, 36 obras realizadas con "gouache". Abre la muestra un vehículo antiguo que le recuerda al de su padre, conocido popularmente como Ramón "El Coxu", que fue taxista y el primer chófer de la familia maliayesa de los Cavanilles, en 1900. Fueron los primeros del concejo que dispusieron de vehículo propio. Haciendo un guiño a la zona rural, el artista pintó una matrícula de Argüeru. Justo debajo, en otro cuadro, También aparece en las obras "la aristocracia o burguesía rural que bajaban a la Villa en xarré, que solía llevar el casero". Otra escena tradicional de los pueblos es una mujer haciendo una facina de hierba, con un guaje encima, pisándola, porque "era lo que hacíamos: enredar, ir a la fuente a por agua y pisar la facina", recuerda así el artista su niñez.

La sardinera de cualquier pueblo marinero, como podría ser Tazones, también es protagonista. También ha sabido pintar con acierto un paisaje nevado, como los de antes, bien cubierto de copos. Le vienen a la mente sus recuerdos como cura rural en Teverga, donde "caían unas nevadas tremendas, aunque entonces también nevaba así en la Villa". Del frío de la nieve al calor del "enamoramiento de tayudos", matiza el autor, porque son dos amantes de cierta edad que se dejan embriagar como adolescentes.

En esta colección se suceden personajes propios de cualquier pueblo asturiano realizando tareas cotidianas. No falta en la que pañan manzana, entre dos mujeres y dos hombres, que iban cargando el carro. Uno de los cuadros más originales es en el que da su visión personal y colorista, ideal, de Covadonga.

Monchu García Fernández lleva toda la vida pintando. "Cuando venían los exámenes pintaba más que estudiaba porque me ponía nervioso". Sus "Recuerdos de la Aldea" provienen muchos de su infancia o de su etapa como cura rural, y son un homenaje merecido al campo: "Las villas y ciudades asturianas vivieron de la aldea hasta la industrialización y con la llegada de la industrialización, ciertas villas siguieron viviendo gracias a la aldea". Pone como ejemplo que el miércoles de las fiestas del Portal de Villaviciosa esté precisamente dedicado a la aldea. Lamenta que haya sonidos que ya no se escuchan como "el del carro del país, cabruñar la guadaña o el trequeteo del molín". Pero algunos se pueden intuir en esta exposición, tan personal de Monchu García.

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